«La Semana Santa tiene una virtud colectiva: nos ayuda a entendernos como españoles». Con esta apreciación, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, trazó ayer su esperado pregón de la Semana Santa de Valladolid, que asentó en tres reflexiones: las celebraciones de la Pasión de Cristo como una de las señas de identidad del ser español; la duda unamuniana en torno a la propia fe, quizá como respuesta a quienes recelaban de la pregonera, y una mirada a los problemas actuales de España y la necesidad de reforzar los valores cristianos como una herramienta más de lucha contra los efectos de la crisis.
En una Catedral Metropolitana de Valladolid repleta de gente y representantes de instituciones, la política vallisoletana repasó los recuerdos imborrables de su infancia durante estos días de Semana Santa y apuntó que «esta España de la celeridad, que tantas veces hace un mundo de cuitas internas porque parece eso más interesante que examinar cómo avanzar juntos, es capaz de ralentizar la vida al ritmo de los tambores y al sonido de las saetas».
Ni su polémica elección como pregonera ni su revuelta semana por los motivos laborales de su marido inquietaron a Soraya Sáenz de Santamaría a la hora de ofrecer su texto. Tras empezar su discurso con el afamado mensaje de ‘Querido Pueblo Fiel’, sonsacado del Pregón de las Siete Palabras, la vicepresidenta consideró que no debe ser «imperativo» ser devoto para asistir a las celebraciones de la Semana Santa: «Con todo mi respeto: a mi entender, es la Semana Santa de Valladolid la que induce a creer». Por ello, opinó que tanto el «espíritu practicante como el indiferente no tienen más remedio que unirse unos segundos en la admiración y en el sobrecogimiento». «Esta es nuestra grandeza», afirmó.
Recuperar valores
La vicepresidenta también abordó la «trascendencia», una característica que diferencia a los humanos del resto de seres vivos y que se define como «lo que nos hace reflexionar sobre la relación entre nosotros y nuestras creencias; entre nuestra existencia vital y nuestra esfera anímica». En este sentido, coincidió con el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, en su opinión de que España «padece también una crisis de valores y de incertidumbre» y que la Semana Santa tiene grandes dosis de esperanza y mucho de valores superiores.
Por ello, apeló a «ir al encuentro» de los valores, ya que a su juicio la mayoría de los españoles buscará «el origen en lo aprehendido desde la escuela: la grandeza de conceptos como honradez, solidaridad, amistad, fidelidad, respeto». «Eso es, a la postre, lo que representa la Semana Santa», aseguró.
Sáenz de Santamaría se mostró satisfecha de ser vallisoletana y orgullosa de esta celebración en la ciudad y la provincia, si bien debido a su ocupación como vicepresidenta del Gobierno de España también tuvo palabras destacadas para otras celebraciones religiosas de ciudades españolas y su patrimonio histórico-artístico, como por ejemplo, Murcia, Málaga, Orihuela, Madrid, Úbeda, León, Jerez de la Frontera, Granada, Cuenca, Segovia y Sevilla.
