Medio centenar de senderistas descubrieron ayer la senda del Cañón de Valdehornos y las Duernas, gracias a la segunda de la rutas de invierno del Área de Promoción Económica de la Diputación. A lo largo de un recorrido de unos doce kilómetros, y gracias a las sabias explicaciones de la guía María del Mar García y Jesús Sanz, los participantes aprendieron diversas cuestiones relacionadas con el medio ambiente, la geología, la fauna o la flora de la comarca.
La marcha partió de la plaza de Carrascal del Río, junto a su iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, un templo de traza románica al que posteriormente se le adosaron la torre y la portada barroca por la que se accede al templo. Desde allí bajaron a la calle Solanillo, dejando a su izquierda un pequeño conjunto de antiguas bodegas tradicionales, de las que Carrascal cuenta con una buena muestra alrededor del pueblo. Tras abandonar el casco urbano, cruzaron el arroyo de la Ovejera o del Horcajo, remontando su margen izquierdo para adentrarse en un sabinar (o enebral, como les denominan en Segovia) que se extiende desde el fondo del valle a las pendientes laderas que lo bordean.
A partir de ahí el camino se convierte en un sutil sendero que asciende paulatinamente, mientras el arroyo se encaja en una garganta que tiene su punto más abrupto en el paraje de Las Duernas. El fondo, ligeramente en forma de U, y su estrechez asemejan una duerna, es decir, una artesa como las que se utilizaban antiguamente en la matanza, y de ahí el nombre.
La marcha continuó hasta la confluencia del Posado con el Risco, bordeando un altozano que es seña de identidad de este paisaje por su forma casi piramidal. Aquí la ruta se adentró en término de Castrojimeno y siguiendo el sendero se incorporó al camino viejo que, excavado en las calizas y dolomías, desciende hacia el valle de la Hoz para entrar al pueblo entre grandes torreones pétreos.
Tras reponer fuerzas, se retrocedió por el viejo camino a Carrascal del Río desviándose en la pista por un sendero que ahora desciende por el margen izquierdo del arroyo de la Hoz. Los buitres leonados se arremolinan en el margen opuesto; ya han comenzado su periodo de cría y están plenamente dedicados a la incubación del huevo, del que en unos día saldrá un polluelo por pareja.
El sendero es estrecho, por lo que hay que andar con precaución para salvar el paso de dos arroyos antes de descender hacia el sabinar y llegar a la fuente Pascuala. Esta caprichosa fuente ha cambiado de ubicación con el paso de los años, trepando por la ladera hasta donde se ve ahora. Su pequeño chorro de agua es constante durante todo el año, pero brota casi a borbotones, como tomándose su tiempo.
Desde ahí se baja al fondo del valle, ahora llamado de Valdehorno, y se deja atrás la oscura silueta de la cueva de los Carlistas en el alto, para atravesar el sabinar junto a viejas tenadas donde antaño se refugiaba el ganado. Aquí la marcha enlazó con la nueva pista de tierra por la que se regresó a Carrascal del Río.
La siguiente marcha del Área provincial de Promoción Económica se celebrará el sábado 17 de marzo. Bajo el título ‘La senda al fondo del mar’, la ruta permitirá conocer las aves del páramo de Cuéllar en una ruta que partirá de Mata de Cuéllar.
