El presidente norteamericano, Barack Obama, afirmó ayer que Estados Unidos y Rusia deben dar ejemplo en la lucha contra la proliferación nuclear y, por esa razón, han llegado a un acuerdo para cerrar este año un nuevo tratado de reducción del arsenal atómico.
El jefe de la Casa Blanca hizo estas manifestaciones tras reunirse en Moscú con su colega ruso, Dimitri Medvédev, con quien suscribió un documento destinado a alcanzar un nuevo tratado de reducción del armamento nuclear que limite a 1.500 las ojivas de las que puede disponer cada uno de los dos países.
El demócrata, quien calificó de «muy productiva» la cita, aseguró que la lucha contra la proliferación atómica debe ser prioritaria y, en este sentido, propuso la celebración de una cumbre sobre seguridad nuclear el año próximo en Estados Unidos y sugirió que en 2011 podría haber otra en Rusia.
Obama alabó la figura de Medvédev y aseguró que «confía en él», no solo para negociar «de manera constructiva», sino también para «cumplir lo acordado».
Durante su encuentro, ambos mandatarios firmaron ocho pactos de cooperación que incluyen, además del acuerdo para la reducción de cabezas nucleares, la reanudación de las maniobras militares conjuntas o el permiso ruso para el uso de su territorio para el envío de suministros a Afganistán.
También acordaron la constitución de una comisión de expertos conjunta que estudiará los peligros de los misiles balísticos, para intentar resolver el desacuerdo entre ambos países sobre el escudo defensivo que EEUU planea en Europa del Este y que Rusia considera una amenaza. Obama opinó que la evaluación estará disponible para finales de verano.
Las diferencias sobre este tema han sido uno de los principales escollos en la relación de ambos Estados, que Obama ha reiniciado con su visita a Moscú, a pesar de que reconoció que aún tienen discrepancias en cuestiones como la situación en Georgia, donde Moscú ha reconocido la independencia de Abjasia y Osetia del Sur.