Un día después de que la Unión Europea levantara el embargo de armas a Siria, eso sí, en exclusividad para los rebeldes al régimen de Bachar al Asad, Rusia confirmó ayer que ha suministrado sistemas antiaéreos S-300 al Gobierno de Damasco. Una actuación que el viceministro de Exteriores, Sergei Riabkov, justificó porque con ello se podría disuadir a algunos «cerebros calenturientos» de una intervención militar exterior en el país.
A juicio del representante del Kremlin, el acuerdo adoptado a última hora del pasado lunes por la UE es «una vuelta al doble rasero que daña las perspectivas de organizar una conferencia internacional» de paz.
En este sentido, Riabkov, que indicó que no puede «confirmar ni desmentir en qué fase está la entrega», agregó que la exportación de estos escudos de defensa «concierne a un contrato suscrito hace unos años con el Ejecutivo de Damasco» con el fin de «proteger tropas e instalaciones contra sistemas que, hasta donde puedo juzgar hoy, los combatientes de grupos antigubernamentales no tienen».
Mientras tanto, el Reino Unido dio más detalles sobre el acuerdo alcanzado en Bruselas y explicó que los Estados miembros podrán armar a los rebeldes sirios antes del 1 de agosto, a pesar de que ésa era la fecha inicial prevista en la reunión de los ministros de Exteriores comunitarios. De este modo, el titular británico, William Hague, indicó que Londres «no tiene excluido» comenzar su envío de material en los próximos días, una actuación que, agregó, no sería en solitario, sino que otras naciones secundarían.
Por otro lado, y ya en suelo sirio, los insurgentes anunciaron que han matado al líder miliciano iraquí Ismail Hafiz al Lami, conocido como el Asesino de Bagdad.
Según fuentes opositoras, el guerrillero, que creó un grupo armado chiita tras la invasión del Ejército estadounidense en Irak, vinculado al clérigo Muktada al Sader, falleció en un combate cerca de Damasco.
