Llegué a sentir la sensación de convivir con una cocina abandonada y anclada en la vieja tradición apuñalada por falsos mitos y leyendas urbanas.
En ningún caso pretendo demostrar ninguna tesis, tampoco manifestar una revolución y mucho menos entrar en comparaciones con movimientos socio-culturales anteriores.
Para darme cuenta del valor activo de nuestro trabajo, quiero resumir en tres breves puntos lo que he considerado imprescindible para llegar a ello: en primer lugar, ha sido necesario durante mucho tiempo revisar y recuperar recetarios y tradiciones de nuestra tierra en su mayoría perdidas. En segundo lugar y no menos meritorio, el haber profundizado en la autenticidad de cada ingrediente que componía cada receta revisada y la importancia del atrevimiento a popularizar y promover ingredientes que nos rodeaban y que por desconocimiento nos daba miedo cocinar e incluir de manera habitual. Por último, he creído necesario el aporte de nuestro conocimiento para desarrollar cierta innovación y experimentación con nuevas tecnologías y técnicas en favor de nuestra salud y la ampliación de un nuevo recetario. Algunas recetas que pudieran parecer más o menos revolucionarias, empezaron a ser replicadas y con el paso del tiempo han pasado a ser clásicas.
Fiel a mis raíces, he seguido el recetario castellano basado en la agricultura o la ganadería y he apostado por cocciones simples y precisas respetando las características y el sabor de la materia prima pudiendo transmitir la comida más rústica de la manera más elegante.
He antepuesto los productos locales, la estacionalidad y la comida lenta y reposada (slow food) a la comida rápida sin temporadas importada desde todos los rincones del planeta (fast food).
En consecuencia, la creación de una nueva cocina castellana también implica el desarrollo de unos valores y una identidad.
El desconocimiento sobre la calidad y riqueza de la materia prima castellana amplió mi propósito a través del conocimiento de sus múltiples posibilidades culinarias.
Dicho esto, invito a la cooperación con grandes y pequeños productores, artesanos, científicos, industrias agrarias, ganaderas o pesqueras, hospitales, profesores, bancos de semillas, cocineros y toda persona interesada en mejorar la investigación y el desarrollo de productos que aumenten la calidad de la nueva cocina castellana.
