Parece evidente que la empatía es un ingrediente fundamental entendiendo la complejidad que tiene llegar a ser bien servido. Hablamos de crítica cuando un conjunto de opiniones o juicios que responden a un análisis pueden resultar positivos o negativos. Véase también el género periodístico que analiza pormenorizadamente algo y lo valora según los criterios propios de la materia de que se trate. Hablar mal de alguien o de algo, o señalar un defecto o una tacha suyos.
El pensamiento crítico es un proceso que se propone analizar, entender y evaluar la manera en la que se organizan los conocimientos que se pretenden interpretar y representar en el mundo, en particular las opiniones o afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas. ¿Y cuál es el rigor de éstas? ¿Y la fiabilidad?
Curiosamente, Paul Bocuse comparaba a los críticos con los eunucos, afirmando que parecen saber de lo que hablan, pero no pueden llevarlo a cabo.
A menudo veo ciertas confusiones entre profesión y malos hábitos, claros indicios de un mal cliente. Por el lado contrario y sin perder las formas, cada vez son más los aficionados a la buena mesa capaces de compartir desinteresadamente una crónica tan sincera capaz de trasladarte de inmediato a ese espacio. ¿Convivimos con cierta hipocresía generalizada?
A lo largo de muchos años, he coincidido en varias ocasiones a uno y otro lado de la mesa con algunos pseudo críticos, donde desafortunadamente le dan la comida a todo el que le rodea y el nivel de hipocresía de lo comentado a viva voz en sus comidas con lo descrito posteriormente alcanza límites insospechados.
Considero que más empatía y humildad pudieran ser fundamentales ante una visión global de la perspectiva y no caer en el olvido de algo tan importante como es compartir conocimiento. Percibo cierta pretensión de querer saber más que nadie antes de tiempo, lo cual suele desencadenar juicios erróneos, subjetivos y alejados de cualquier disfrute.
¿Quién controla esos gazapos, falsedades, comparaciones, desinformación, intereses, opiniones condicionadas o contradicciones sobre nuestro día a día?
¿Alguien se prestaría a realizar rankings y listas vacías a cambio de nada?
Y ante la satisfacción de una falsa esperanza. ¿Quién es el responsable de esa frustración?
Siempre existió cierto pichalarguismo, ese complejo afán de a ver quién la tiene más grande y grita más alto la última novedad, toda una farsa de ceniza mojada con la que rellenar crónicas esos fines de semana en los que faltan argumentos frescos de temporada… Algo tendrán que ver con ese estudio realizado de más de un millón de opiniones negativas vertidas sobre Restaurantes y coincidentes con malas condiciones climatológicas.
Nada más lejos de la realidad, tener cierto criterio puede no corresponder con generar ingresos.
Algunos me llaman cocinero… y eso es porque no me conocen.
