Después de dos días de ajetreo, con el anuncio de la remodelación del Gabinete y la toma de posesión de los nuevos cargos, el Ejecutivo en pleno se juntó ayer para celebrar la habitual reunión del Consejo de Ministros de los viernes, encabezada por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que encomendó a los presentes que se conviertan en «15 portavoces» de la acción de Gobierno, mientras que su vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, se confirmó como el líder del grupo con el objetivo de transmitir confianza a la sociedad.
En su retorno a la sala de prensa del Palacio de la Moncloa como nuevo portavoz, Rubalcaba se mostró convencido de que será capaz de compatibilizar la vicepresidencia primera con el Ministerio del Interior, como Mariano Rajoy: «Si él pudo, igual yo también», ironizó, una comparación que no hizo sino provocar la pregunta más codiciada en estos últimos días: su hipotético papel de delfín de Zapatero de cara a las próximas elecciones generales.
El interpelado no despejó dudas y simplemente recordó que ni La Moncloa era el lugar para esa cuestión, ni ése era el momento de responderla. «El lugar es la sede del PSOE y el momento, cuando el presidente del Gobierno quiera», agregó.
Cambiando rápidamente de asunto, Rubalcaba explicó que la reunión del Consejo tuvo como eje el informe que presentó Zapatero sobre la situación política del país. Superadas las incertidumbres financieras y presupuestarias y garantizada la estabilidad política hasta el final de la legislatura, el objetivo «fundamental» es la recuperación de la economía y del empleo, para lo que la acción de Gobierno se basará en tres principios: austeridad, reformas y cohesión social.
Para ello, el presidente pidió a los ministros que no se limiten a explicar a la ciudadanía los proyectos de su departamento, sino que trasladen también la estrategia del Gabinete en su conjunto.
Según el vicepresidente, un Ejecutivo no puede pedir un cheque en blanco a los ciudadanos o pretender que aplaudan todas sus medidas, pero tampoco puede renunciar a explicar lo que hace para que la sociedad lo entienda. En este contexto, reconoció que hay reformas estructurales «difíciles», como la laboral, que no pueden tener éxito sin la colaboración de sindicatos y trabajadores.
«Estamos iniciando la recuperación, pero no quiere decir que quede poco ni que lo que queda sea fácil; quedan momentos duros y difíciles, pero este Gobierno tiene confianza en que va a salir adelante», manifestó.
Por último, Rubalcaba quiso destacar los nombramientos de Bibiana Aído y Beatriz Corredor como secretarias de Estado de Igualdad y Vivienda, respectivamente. Según apuntó, es la primera vez en España que un ministro acepta bajar de rango, lo que demuestra el compromiso de dos personas que, por encima del cargo, «creen en lo que hacen».
Además, respondió a las críticas a la remodelación por parte de Rajoy, quien ayer señaló que «cambiar a los marineros sirve de poco» porque lo que importa es «el capitán». «Es cierto que sí se puede pensar que España es un barco y que estamos en una tempestad, es verdad que no estamos solos; y es cierto que hay un patrón, una tripulación, un rumbo y abajo, en los camarotes, hay un conjunto de señores que están disfrutando de la travesía y tumbados en la cama. Los de arriba somos los del Gobierno, los de abajo son los del PP», dijo.
También bromeó con el análisis favorable al nuevo Gabinete que hizo la secretaria general del PP en una conversación captada por una cámara de televisión: «Por primera vez estoy de acuerdo con la señora Cospedal».
