Después de que el sábado la canciller alemana, Ángela Merkel, visitase por sorpresa a los soldados germanos en Afganistán, ayer le tocó al vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba hacer lo propio con las tropas españolas. Un viaje que ha levantado las suspicacias desde el PP, que cuestionó si el también ministro del Interior acudió «como si fuera el futuro presidente del Gobierno».
Rubalcaba, ajeno a las críticas, aseguró que hay un calendario para ir traspasando competencias a las autoridades de la nación asiática, aunque «las fechas son orientativas, pero los objetivos no, y los vamos a cumplir porque no podemos permitirnos que una vez que nos vayamos de Afganistán vuelva a ser un país que exporte odio y terror; por eso tenemos que acabar la tarea para la que venimos», afirmó Rubalcaba al dirigirse a las tropas en su visita relámpago de siete horas, primero a la base de Herat y después a la de Qala-i-Naw.
El socialista, acompañado por la plana mayor del Ministerio del Interior, recordó las palabras del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de que «no hemos venido para quedarnos».
Rubalcaba quiso dejar claro que «tenemos que acabar la tarea para la que vinimos», de ahí que las tropas estén haciendo un esfuerzo para formar a la Policía afgana y estén construyendo hospitales y levantando escuelas. Se está preparando el país para que cuando nos vayamos, indicó, «nunca vuelva a ser como era».
El ministro ensalzó el trabajo de los militares a 6.000 kilómetros de España, pero que «nos afecta», porque «la seguridad de Afganistán también es la nuestra».
Por su parte, el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, dijo con respecto a la visita que Rubalcaba había ido «como si fuera el nuevo presidente del Gobierno» y que su labor consiste en «dar la sensación de que los demás no trabajan». «Es una especie de perro del hortelano del Ejecutivo: ni termina de trabajar ni deja que trabajen los demás. Ni llega a todo ni permite que los demás lleguen bien a lo suyo», afirmó.
También denunció que ha vuelto a hacer el mismo viaje que ya hizo Zapatero, pero esta vez sin la ministra de Defensa, como si el vicepresidente no la necesitase.
Una misión mal vista.- La mitad de los españoles es partidaria de que España retire sus tropas de Afganistán por la inseguridad de la misión y por el pesimismo sobre las opciones de que se pueda establecer un sistema democrático en el país.
El mismo porcentaje de ciudadanos que pide el repliegue de los soldados de Kabul (48 por ciento) también plantea lo mismo para la operación en el Líbano, que actualmente lidera Madrid.
El barómetro de política exterior presentado el pasado jueves refleja el aumento de la percepción contraria de la sociedad española sobre la misión de la OTAN en Afganistán, en la que España comenzó a participar en 2002.
Las conclusiones de este estudio, realizado entre los pasados 28 de octubre y 10 de noviembre, son previas a la cumbre de la organización celebrada en Lisboa días después, en la que se acordó iniciar la transición en el país asiático en la primavera de 2011 y concluirla a finales de 2014.
Frente a quienes reclaman la retirada militar de Kabul, casi un tercio de los consultados se inclina por mantener la misión (30,3 por ciento), mientras que un 14,4 por ciento optaría por reducirla.
Solo un 3,4 por ciento defiende un aumento de la participación, cifrada en la actualidad en unos 1.500 soldados, distribuidos en su mayoría en las bases de Herat y en Qala i Naw, al oeste del país.
En el barómetro de hace un año, los partidarios de la salida de las tropas de Afganistán era del 41 por ciento, y de mantenerla, el 33 por ciento.
