Por si acaso su fuga de Izquierda Unida para integrarse en el Gobierno socialista de Andalucía no hubiese sido un golpe suficientemente doloroso para la coalición liderada por Cayo Lara, Rosa Aguilar, desde ayer consejera de Obras Públicas de José Antonio Griñán, se encargó de dar la puntilla al todavía tercer partido de ámbito nacional. Según la hasta ahora alcaldesa de Córdoba, que aseguró no querer «entrar en polémicas», IU ya «no es la que era».
A la hora de justificar su cambio de mililtancia durante una entrevista radiofónica en Onda Cero, Aguilar intentó obviar a su antiguo partido, porque allí deja «amigos y compañeros», pero enseguida añadió que su marcha obedece a que la coalición izquierdista ha perdido su esencia ideológica.
Además, añadió que intentó ponerse en contacto telefónico con el propio Lara para comunicarle personalmente su decisión, pero le fue imposible, porque tenía el móvil «desconectado», de modo que optó por enviarle un simple correo electrónico «con todo el cariño, con todo el respeto y con todo el afecto».
Aguilar aseguró haber meditado «mucho» su decisión junto con sus compañeros del equipo municipal de la ciudad de los califas y recalcó que cambia su responsabilidad, pero no su «compromiso», con el municipio andaluz.
«Hubo un momento en que llegué a la convicción plena de que a mi ciudad la iba a ayudar desde mi nuevo cometido», agregó Aguilar antes de proclamar que sigue siendo «la que era», y que con ella van sus «principios», sus «valores», sus «convicciones» y su «manera de hacer política».
«A mí nadie me ha pedido que cambie, porque el presidente de la Junta de Andalucía es un hombre de principios, de valores y de ética», concluyó.
La respuesta le llegó desde Barcelona, por boca del coordinador del Área Interna de IU, Joan Josep Nuet, quien advirtió a Aguilar de que el PSOE «la utilizará durante un período y después la olvidará». Para reforzar su vaticinio, recordó los casos de Cristina Almeida y Diego López Garrido.
Nuet explicó que la coalición «acepta» su baja como militante, que considera «lógica» tras su integración en el nuevo Gabinete andaluz, pero insistió en que su marcha de Izquierda Unida es un «grave error político y personal», porque «si ella hubiera optado a mayores responsabilidades, las habría tenido».
Respecto a las posibles repercusiones de la fuga de una de sus caras más conocidas, Nuet afirmó que, aunque la noticia «desagrada», IU es una federación que ahora está «pacificada».
También terció en la polémica el olvidado diputado del PP en el Congreso Manuel Pizarro, para quien el «fichaje» de la ex alcaldesa por parte de Griñán denota «que la cantera del PSOE se ha acabado por completo».
Desde el punto de vista del antiguo presidente de Endesa, se trata de «un punto de fin de etapa, en el que cuando tienes un proyecto caducado, por mucho que hagas una política de medios importante, el proyecto sigue obsoleto y el producto pasado de fecha».
Mientras tanto, en Sevilla, el nuevo Gobierno andaluz, el décimo de la comunidad sureña desde las primeras elecciones autonómicas y segundo de la presente legislatura, tomó posesión de sus cargos y se fijó el reto de «trabajar sin descanso» para salir de la crisis». El mismo día en que se supo que Andalucía roza ya el millón de parados, las nueve consejeras y los seis consejeros prometieron sus cargos antes de celebrar su primer Consejo de Gobierno.
Amén de la ya mencionada Aguilar, los nombramientos estelares del Gabinete fueron los de la responsable de Educación, Mar Moreno, que retorna al Ejecutivo, el de Luis Pizarro, vicesecretario regional del PSOE y ahora consejero de Gobernación, y el de la ex viceconsejera de Economía y Hacienda Carmen Martínez Aguayo, que toma el relevo al propio ex presidente Chaves, que era quien había desempeñado tal responsabilidad en los últimos años.
No obstante, casi todas las flores se las llevó la ya ex izquierdista, de la que Griñán resaltó su capacidad para «afrontar desafíos importantes» y con quien dijo compartir «filosofía política» y «sensibilidad».
