La cocina como el puente que acerque la Segovia romana de una forma divertida e instructiva a los más pequeños. Esta es la herramienta del taller ‘Imago Urbis’, una actividad que desde ayer desarrolla el Museo de Segovia, en colaboración con la Asociación de Amigos del Museo y en la que participan veinte niños y niñas de entre cinco y trece años, abierta también a los padres y madres.
A lo largo de dos jornadas, el taller habrá abordado la vida pública y la vida privada y los participantes comprenderán la repercusión y las diferencias que vivió Segovia a partir de la llegada de Roma. Aspectos como la organización social— con la existencia de patricios, plebeyos y esclavos — , las diferentes formas políticas, la utilización de monedas y herramientas, que cambiaron por completo la vida diaria en la ciudad.
La actividad se enmarca en el programa ‘En familia’ desarrollado por el departamento de Educación y Acción Cultural del Museo. Su responsable, Ignacio Gallego, explicaba aún con restos de harina en las manos que el planteamiento de los talleres infantiles “ha cambiado mucho en los últimos años”.
En palabras de Gallego, la utilización de algún elemento llamativo facilita el aprendizaje. Así, en otras ocasiones han utilizado la música mientras que, esta vez, la harina, la sal y otros ingredientes sirven de hilo conductor de ‘Imago Urbis’. “Los romanos inventaron el primer libro de cocina, así que nos pareció que sería una excelente excusa para que los niños y niñas aprendiesen cosas sobre la vida diaria de hace dos mil años en Segovia”.
El taller comenzó ayer con una introducción sobre qué era Roma, cómo vivían los romanos, además de cómo eran las ciudades y su organización a través de un breve recorrido por la exposición permanente de las instalaciones, gestionadas por la Junta.
La actividad se trasladó después al aula de aprendizaje, donde los niños y niñas elaboraron sus propias monedas con una plastilina artesanal y moldes de patata, para finalizar descubriendo los tipos de pan romano (dulce o salado), amasados por ellos mismos.
Para acercarse a cómo era la vida privada, Gallego guiará hoy a los participantes en la elaboración de diferentes platos típicos de cocina romana del libro de Apicio, en una cuidada mezcla de ingredientes e historia, “en la que aprenden casi sin darse cuenta”.
Con estos talleres se consigue, según el coordinador de la actividad, “transmitir cultura y conocimiento, además del valor del patrimonio arqueológico”.