El domingo 1 de diciembre, se celebró una reunión en la que se informó a los socios de la Gimnástica Segoviana de la existencia de un grupo inversor interesado en tomar el control del club. Según indicaron, para que esto pueda hacerse realidad, se tienen que cumplir dos condiciones: primera, transformar el club en una sociedad anónima deportiva (SAD) y, segunda, que los inversores se hagan con la mayoría de las acciones de la nueva sociedad.
El grupo inversor está formado por 4 personas que, según ellos mismos dijeron, cuentan con amplia experiencia en los mundos: financiero, deportivo y tecnológico. Quizás por ello, plantearon una transformación en la que los socios lo regalan todo, y ellos pasan a tener el control de: lo regalado por los socios, las nuevas aportaciones que tienen que hacer los actuales socios para ser partícipes de la nueva SAD y, naturalmente, de lo que ellos mismos aporten.
Las preguntas clave son: ¿Por qué estos señores no crean una sociedad anónima deportiva por su cuenta? ¿Por qué quieren tomar el control de la Gimnástica Segoviana? Pues muy sencillo, porque la Segoviana tiene unos intangibles que ellos pretenden que el club regale a la nueva SAD.
Por si alguno se pierde en tecnicismos, voy a explicarlo con un ejemplo: Imaginemos que este grupo inversor crea una SAD desde cero, y que esta sociedad precisa de un patrimonio de 350.000 euros. Ellos aportan 200.000 euros de su bolsillo, con lo que toman el control de la sociedad y, el resto, deberá ser aportado por socios minoritarios a los que luego se les hará una ligera rebaja en el abono de temporada. La operación se antoja tremendamente dificultosa. Hay muchas razones, pero quizás la principal sea que se trata de una sociedad nueva, que nadie conoce, y que es muy probable que no interese, ni a socios minoritarios, ni a clientes potenciales que puedan estar dispuestos a comprar abonos o entradas.
Ahora imaginemos que esa misma operación se hace con un club ya existente, es decir, con una marca ya creada que genera ingresos, con una masa social que genera ingresos y con un sentimiento de pertenencia que genera ingresos. Es la misma comparación que sacar una marca de refrescos de cola que no conoce nadie, o comprar por cero euros esa marca en la que todos están pensando y fabricar con esa marca. ¿No hay color verdad?
Lo que el grupo inversor pretende, siguiendo con el ejemplo anterior, es aportar 200.000 euros y que nuevos socios aporten otros 150.000 (pertenezcan estos socios al club anterior o no). ¿Y la marca, el escudo, la camiseta, la historia, la afición… no valen nada? Eso es lo que yo les pregunté en la reunión informativa, y me respondieron con evasivas. Ellos, igual que la actual directiva, como personas experimentadas y formadas en negocios, saben perfectamente que lo que más vale de una empresa capaz de mantenerse durante más de 90 años es la marca. También saben que lo que quieren hacer no es correcto y que en ninguna empresa correctamente gestionada se admitiría la entrada de nuevos socios en esas condiciones.
¿Cuál sería la forma correcta de hacer la transformación y posterior ampliación de capital? Lo primero que había que hacer es crear la nueva SAD asignando a cada socio actual una acción, que se valoraría como aportación de capital no dinerario (Art 58 y siguientes del RDL 1/2010) a la nueva SAD. Si suponemos que los activos del club valen 100.000 euros y que hay 1.000 socios, el nominal de cada acción sería de 100 euros. Una vez suscrito el capital y realizada la transformación, lo que habría que hacer es realizar una ampliación de capital; pero la ampliación de capital no habría por qué hacerla con acciones a 100 euros; en ese momento habría que valorar las perspectivas de la nueva empresa, la capacidad para generar recursos…, y emitir las nuevas acciones con una prima de emisión que valorase todas esas expectativas; es decir, las nuevas acciones se emitirían, con un nominal de 100 euros y una prima de emisión de, por ejemplo, 50 euros. Es decir, los nuevos inversores deberían pagar 150 euros por cada acción de la ampliación. En este momento sí que podrían ampliar su participación los actuales socios e incluso dar entrada a nuevos en rondas sucesivas de suscripción.
Esta es la forma justa de hacer las cosas y es la forma que habitualmente se utiliza en las ampliaciones de capital de empresas de todo el mundo. Como personas doctas en la materia, con experiencia de gestión…, esto lo saben, tanto los nuevos inversores, como la actual directiva.
Para terminar, quiero expresar dos cosas: Primero, mi deseo de que la Gimnástica Segoviana siga siendo un club: en tercera, en segunda o en regional, en el que podamos ver disfrutar del futbol a los chavales de Segovia; segundo, que respeto a quienes piensan que la Segoviana se debe transformar en SAD para lograr subir a 2ª. Si los socios dicen que prefieren transformar el club en una SAD, pues hágase, pero hágase en un proceso diseñado y controlado por los socios, no en un proceso impuesto desde fuera y resuelto con media docena de transparencias llenas de lugares comunes.