Esta noche Segovia recibe al grupo Mar-Mur, formación llena de voces e instrumentos de diversas procedencias: desde Cataluña hasta Valencia pasando por la región italiana del Piamonte, en uno de los programas más interesantes del festival Folk Segovia. Será en San Juan de los Caballeros.
Sus herramientas de trabajo: las guitarras, las mandolas, los violines, una viola, una gralla y tarotas y una batería potente. Y, por supuesto, la voz. Mar-Mur, que comparte escenario con el espectáculo ‘Donas’ en el patio de esta iglesia románica, promete dar un buen espectáculo.
La formación, encabezada por Maurizi Martinoti, pretende mostrar en el ciclo Folk Segovia su sonido, fruto de la diversidad de culturas de sus componentes. Dos piamonteses (Maurizio Martinotti, Enrico Negro), cuatro catalanes (Jordi Fàbregas, Paco Pi, Isidre ‘Tito’ Pelàez y Jordi Macaya ) y un valenciano (Toni Torregrossa ) prestan sus voces y su talento musical para hacer un llamamiento a uno de los problemas que más afecta a nuestro país, la inmigración
Las injusticias que sufren los inmigrantes tienen forma de canción. Las letras de Joan Sole i Amigó hacen énfasis en que el Mediterráneo no se convierta en un muro infranqueable para todo el que se atreva a cruzarlo.
Toma de conciencia
Sus conciertos no sólo permiten sentir sonidos diferentes sino que invitan a reflexionar e indagan en las conciencias de quienes acuden a sus espectáculos.
En 2005 ya su álbum ‘Pau i treva’ denunciaba las guerras y proclamaba la paz. Otro motivo más para catalogarles como grupo capaz de mezclar sonidos tradicionales y originales con letras cargadas de sentimientos y denuncia social.
Referentes
El concierto pretende ser, sobre todo, un gesto de solidaridad y una oportunidad de reflexión y de toma de conciencia frente a la realidad de la inmigración, que afecta a todos. Dicen los responsables de esta iniciativa que no se trata de un tema nuevo, pues ya Séneca, inmigrante en Roma hace dos mil años, habla de ello.
Así, el cordobés Séneca reflexionaba sobre el hecho de emigrar con estas palabras: “Dos cosas excelentes nos seguirán allá donde vayamos: la naturaleza que es común a todo el mundo, y la virtud que nos es propia. Por muchas tierras que recorramos, no encontraremos ni una en el mundo que sea extraña al hombre».
La escritora tunecina Hélé Béji alerta sobre el peligro de los derechos culturales “cuando se ponen por encima de la condición humana, es decir, cuando se considera que alguien es humano porque tiene una cultura, y no por naturaleza. Entonces la dignidad del hombre quedaría cerrada en su origen étnico, religioso, nacional o imperial».