Con aspecto de eterno adolescente, muchos recuerdan a Alex de la Nuez como el ‘alter ego’ de Christina Rosevinge y el coautor de ‘Hago chas y aparezco a tu lado’, uno de los himnos más ‘naif’ de la movida madrileña. El músico madrileño cuenta con una amplia trayectoria que comenzó con los también míticos Zombies, y que ha continuado durante casi cuatro décadas de forma pertinaz y sufriendo los avatares del difícil mercado musical.
De la Nuez regresa de nuevo al candelero con un nuevo disco ‘Rimando hasta la victoria’, con el que recupera el sonido setentero de la guitarra que nunca le abandonó y con letras en las que el amor “se convierte en una metáfora de la relación con cualquier cosa, pues en todo lo que nos rodea hay un poco de dependencia e incluso adicción, lo cual es contrario a la libertad”, asegura el músico.
Reconoce Alex que editar un disco sin apoyo “es suicida, pero no publicarlo es de tonto, asi que mejor morir como un león que vivir como un corderillo”, y en la medida que la crisis sanitaria lo permita, su objetivo es dar a conocer “que sigo vivito y coleando, mostrar a través de mis redes sociales pequeñas muestras de todo lo que soy, cantante, compositor, guitarrista y pianista, músico en definitiva”
Lanzar un disco en estas circunstancias se antoja una tarea hercúlea, y De la Nuez reconoce la dificultad que la crisis genera para los artistas, uno de los colectivos más afectados. “En primer lugar porque ya no vivimos de nuestras grabaciones, las plataformas no pagan; y en segundo, porque nuestro única forma de vivir, el directo, se reanudará en un plazo más largo que el del resto. Además, el 99% de los músicos hemos sido ninguneados por la Administración y hemos trabajado sin cotizar a la Seguridad Social, por lo que estamos completamente exentos de cualquier plan de ayuda como si fuéramos un bien marginal y prescindible”, asegura.
También significa las diferencias desde los inicios de su carrera hasta hoy, pero con el denominador común de la emoción y el entretenimiento. “Simplemente cambian los canales de difusión y quizás haya una tendencia a uniformar los estilos, quizás repito. Pero esto va de entretener y emocionarse con músicos, hoy, hace 40 y hace 400 años”.
De la Nuez tiene una ligazón emocional con Segovia, provincia en la que vivió durante cinco años en la villa de El Espinar y en la que hizo muchos amigos.
“Tengo personas muy queridas, el tristemente desaparecido Moncho Alpuente al que visitaba con Yolanda, la hermana de Carlos Tena, Nina y Javier, dos empresarios de la vida cultural madrileña que son responsables de enamorar a Faemino y Cansado de la ciudad y por ello usarla en tantos gags pero mantengo contacto virtual con mis vecinos de Los Angeles de San Rafael que fueron y son más que una familia….Fernando, el dueño del Baguettin nos acogía a los numerosos solterones en Navidad y pocas Pascuas recuerdo más felices que esas”, recuerda
