Uno de los hierros más emblemáticos de la cabaña torista española volvió a anunciarse en Riaza. La divisa de Dolores Aguirre regresó después de lidiar hace unas semanas un envío en Bilbao, que resultó una de las corridas de la temporada. Repetir, en un porcentaje muy alto, es jugársela, pues las comparaciones son la tela de juicio. En esta ocasión, llevó a la villa riazana un serio y variado encierro, que llamó la atención por su presentación y que fue picado mayormente en exceso dada la entereza de sus ejemplares. Hubo novillos complicados y alguno que se dejó y, entre esa tesitura, destacó la actitud de Miguel Andrades, que paseó el único trofeo de la tarde, con su concepto de tirar la moneda y apostar por el astado salga bueno, malo o complicado.

Un novillero inmerso en una particular carrera que recorre citas escarpadas. No ha fallado en ningún puerto torista esta temporada y no podía faltar Riaza, donde demostró entrega y compromiso al servicio de los novillos y del público. Con conocimiento. Desde que salió el primero de su lote, ofreció un variado concepto capotero para después colocar tres pares de banderillas con vistosidad. El utrero, que entró hasta en tres ocasiones al peto del picador de mala manera, permitió un mayor juego que sus hermanos, con un punto se brío, fruto en parte por la ambición y ganas de Andrades. Tras marrar en un primer intento, terminó cortando un oreja.
Muy diferente fue el segundo de su lote, con el que se cerró el festejo. Un astado que desprendió seriedad en sus hechuras y comportamiento, y que resultó complicado. Arremetió contra todo desde la salida y en las banderillas de Andrades se puso difícil y llegó prender a uno de los subalternos. Andrades, a base de firmeza y seguridad, logró domeñar la imprecisa embestida del animal y dejó una impresión de que le vale -casi- todo. Cada oportunidad, un regalo. Sin embargo, no concluyó con acierto a espadas y no pudo redondear su tarde.

Por tercer año consecutivo, hizo el paseíllo en este coso Jesús de la Calzada, que permanece en una situación entre encontrarse en un momento de ‘estar pasado’ de novillero y no dar con la salida hacia la alternativa. Una circunstancia que hace que su ambiente se diluya poco a poco a la vez que hace que cada tarde tenga que reivindicarse. Con el crédito en alza tras sus recientes actuaciones en plazas como Salamanca, Villaseca de la Sagra (Toledo) o Tordesillas (Valladolid), en Riaza se disecó su racha.
Lidió en primer lugar un serio y bonito ejemplar, que de novillo solo tenía la edad, al que se picó en exceso y mal. De la Calzada estuvo centrado y sereno ante un animal que no regalaba nada y que salía de la muleta a media altura, pero que cuando metía la cara lo hacía con codicia. La actuación del salmantino terminó siendo un largometraje al escuchar dos avisos, pese a ejecutar com eficacia la suerte. Tardó en caer y su labor fue silenciada.

Después, De la Calzada cumplió su segundo turno con un ‘estuvo por ahí’: se vio las caras con un impreciso astado, que reponía con peligro, en un trance sin apostar y sin aparentes ideas, que le vale para sumar una novillada más. Remató con tino a espadas y recogió una cariñosa ovación por parte del respetable.

Completó la terna Mario Arruza, que abrió plaza con un utrero bien presentado: fuerte, largo y musculado. Todos los aplausos de salida que despertó en cuanto tomó parte se diluyeron al evidenciar problemas en las patas delanteras, un circunstancia que menguó las opciones de Arruza; a la que además se sumaron dos puyazos mal colocados. El novillero conquense estuvo aseado delante de un soso ejemplar, al que no se podía perder la cara, en un voluntarioso trasteo. Metió la mano con habilidad para hacer rodar al astado y saludar una ovación.
Astifino, alto y un tanto zancudo fue el novillo que salió tras el ecuador, que se escobilló en los remates a los burladeros. Marcó pronto las querencias, pero en el inició muletero puso los pitones en el pecho Arruza como una ballesta. El novillero vio el peligro que arrojaba el áspero animal en cada pase, pese a rajarse, y estuvo desconfiado. Aun así, quiso cumplir el trámite con más voluntad que ganas de apostar y alargó un trance que supo despachar con el acero.
30 ANIVERSARIO
Para conmemorar el 30 aniversario de la actual Plaza de Toros de Riaza para la tarde del sábado, 21 de septiembre, está programado un ‘desafío ganadero’ con tres toros de José Escolar y otros tres de Valdellán (17.30 horas), en el que están anunciados tres espadas experimentados en este tipo de hierros: Fernando Robleño, Sánchez Vara y Damián Castaño.
Ficha
Plaza de Toros de Riaza. Quinto festejo de la Feria de la Virgen del Manto y Hontanares. Alrededor de tres cuartos de entrada. Novillos-toros de Dolores Aguirre, bien presentación y de juego desigual.
Mario Arruza, ovación y silencio.
Jesús de la Calzada, silencio (dos avisos) y ovación.
Miguel Andrades, oreja y saludos.

