Venía de salir por la Puerta Grande en la feria de Guadalajara el día de antes y este lunes volvió a Riaza, después triunfar el año pasado en este coso, para revalidar salida en hombros y continuar así su estela. Su nombre es Sebastián Fernández y la pasada temporada fue el líder del escalafón de rejoneadores. El granadino evidenció su progresión en Riaza y cortó dos orejas -pudieron ser tres- para encadenar un nuevo éxito a la presente campaña y reclamar más contratos en las grandes ferias. Completaron el festejo el joven Adrián Venegas, entregado y dispuesto, que dio una vuelta al ruedo, y el experimentado portugués João Ribeiro Telles, que sustituyó a su compatriota Miguel Moura, que causó baja por el fallecimiento de un familiar. Para la ocasión, se lidió una novillada de los hierros de Couto de Fornilhos y Santa Teresa. De las pocas plazas que anuncia en el cartel una ‘novillada para rejones’ de forma honrada y no ‘toros para rejones’ para luego echar astados un punto por encima de lo esperado incluso.

En el inicio del festejo, nada más pisar el ruedo el primer novillo, resultó prendido uno de los subalternos del portugués al intentar parar al astado con el capote. Un acción continuamente pitada por el público en casi todas las plazas y que afea el espectáculo. Como si llevaran una capa de invisibilidad y el respetable no lo viera. Así comenzó la segunda tarde de la feria riazana. Abrió plaza un ejemplar parado y soso, poco colaborador, con el que Ribeiro Telles dejó una actuación media. Lo más destacado llegó con la colocación de los palos, aunque su intervención no terminó de tomar vuelo y marró con los aceros. Tras el ecuador, el rejoneador luso se mostró más entonado y dejó una faena firme y templada, que fue ovacionada.

Fernández prosiguió su estela triunfadora y evidenció el momento que atraviesa en Riaza. Muy torero estuvo el granadino, que enceló al astado desde los inicios con la garrocha y logró que resultara de un potable juego gracias a su capacidad lidiadora. Clavó banderillas con pulcritud y salió de las suertes con elegancia, dentro de una faena que fue a más. Terminó por echarse encima del novillo con las banderillas cortas y ‘el teléfono’ y finalizó un rejonazo un tanto caído. Solo la colocación del acero privó al jinete de asegurarse la Puerta Grande. El presidente concedió una solo una oreja, pese a la mayoritaria petición de la segunda por parte del respetable -sobraban los gritos de “otra, otra” por parte de miembros de la cuadrilla-, tras una actuación importante.

El granadino dejó una nueva buena faena con el quinto de la tarde, aunque sin alcanzar las cotas de la anterior. Seguro en la monta y variado en las suertes, dejó otra notable actuación con la que paseó otro trofeo y se aseguró la Puerta Grande para continuar en la senda del triunfo.

Más movilidad ofreció el primer novillo que correspondió a Venegas. Dispuesto, el extremeño dejó una entregada actuación, buscando agitar los tendidos a través de quiebros y piruetas. La juventud del jinete, en ocasiones, le llevó a imprimir celeridad en las acciones delante de la cara del burel como ocurrió a la hora de ejecutar la suerte suprema, donde empañó su primera intervención.

Venegas fue todo ganas con el novillo que cerró el festejo de rejones. Estuvo muy voluntarioso, hasta que resultó cogido y cayó del caballo; una circunstancia que desestructuró la faena pero que le valió para dar una vuelta al ruedo.
Ficha
Plaza de Toros de Riaza. Segundo festejo de la Feria de la Virgen del Manto y Hontanares. Alrededor de tres cuartos de entrada. Novillos de Couto de Fornilhos (primero) y Santa Teresa, desiguales de presentación y de juego.
João Ribeiro Telles, que sustituía a Miguel Moura, silencio y ovación.
Sebastián Fernández, una oreja con petición de la segunda y oreja.
Adrián Venegas, silencio (aviso) y vuelta al ruedo.
