El conjunto escultórico que preside el retablo creado por Juan de Juni ‘Llanto sobre Cristo muerto’ ha recuperado su desgarradora belleza expresiva fruto del trabajo realizado por el equipo de restauradores que en los últimos seis meses han devuelto el esplendor no sólo de esta pieza sino de toda la capilla de La Piedad de la catedral, que desde ayer ofrece ayer al público su renovado aspecto.
La presentación de la restauración de la capilla de La Piedad reunió ayer a los responsables del templo catedralicio en un acto en el que intervinieron el vicedeán de la catedral Ángel García Rivilla, la alcaldesa Clara Luquero y el obispo de Segovia César Franco, acompañados por integrantes del cabildo y de la diócesis.
Con un presupuesto de 145.000 euros, el equipo de restauradores dirigido por Paloma Sánchez y Graziano Panzieri han llevado a cabo un concienzudo trabajo en el que se ha llevado a cabo la restauración integral de una de las primeras capillas de la catedral, obra del maestro Rodrigo Gil de Hontañon. Panzieri destacó la intervención en la cúpula y los paramentos de la capilla, donde se han resuelto los problemas de humedades que habían afectado seriamente al recinto y se han recuperado elementos ornamentales originales como la pintura del friso o la del luneto que se encuentra sobre el retablo. Además, se ha instalado un ventanal en colaboración con el equipo de vitralistas Muñoz de Pablos, realizada con tracería gótica similar a la original.
En cuanto a la reja, la restauración aconsejó desmontar y volver a montar este elemento no sólo para recuperar su policromía, sino también para revisar los anclajes y tratar los problemas de oxidación para mejorar su consolidación
La intervención en el retablo ha sido la que ha exigido una mayor dedicación, dada la especial relevancia de una de las obras más importantes de Juan de Juni. En este sentido, los restauradores han centrado su tarea en la eliminación de los repintes y en tratar de devolver su estado original al retablo, lo que ha supuesto incluso sacar a la luz algunas de las pinturas originales en algunas zonas. Tras concluir un proceso “largo y complicado”, en palabras de los dos restauradores, ambos coincidieron en subrayar el “gran cambio” experimentado por la pieza.
Por su parte, García Rivilla, en representación del Cabildo Catedral, quiso subrayar el esfuerzo de recuperación y consolidación del patrimonio del templo realizado en los últimos años, con una inversión de más de 3,3 millones de euros soportada íntegramente por las arcas del cabildo. Por ello, agradeció a los turistas y visitantes la colaboración a través de la “modesta entrada” de acceso al templo cuya recaudación se emplea en su integridad en esta y otras muchas obras que se realizan a lo largo del año, con el único objetivo de “mantener el legado que nos dejaron otros para mayor gloria de Dios”.
El obispo hizo un elogio de la relación entre la Iglesia y el arte en el que alabó la belleza “como trascendiencia del ser y reflejo de la belleza de Dios, y expresó su deseo de seguir “recuperando y restaurando patrimonio como deber de justicia con el legado recibido”. Del mismo modo, la alcaldesa agradeció la “edificante labor” del cabildo a favor del patrimonio que ha supuesto la recuperación de espacios como la capilla de La Piedad para “la devoción y el arte”.
Una capilla en la primera etapa constructiva del templo
La capilla de la Piedad se enmarca dentro de la primera etapa constructiva del templo entre los años 1527-1557, y que tuvo como principales maestros al arquitecto Rodrigo Gil De Hontañón, su aparejador, García de Cubillas, y al canónigo fabriquero, Juan Rodríguez.Las obras de construcción de la Capilla de la Piedad y del resto de las capillas de la nave del Evangelio se centraron en el año 1532 bajo la supervisión del maestro de la Catedral de Toledo, Enrique Egas. Una vez terminada su estructura, la Capilla de la Piedad fue concedida en 1551 al fabriquero Juan Rodríguez para su enterramiento, ya que desde el inicio de la fábrica -1525- había sobrellevado las obras. Fue la primera Capilla que otorgaba el Cabildo y, a cambio, Juan Rodríguez debía de pagar la reja -en este caso su traslado y reparación ya que procedía de la antigua catedral-, el retablo y los ornamentos.
