En política, al menos en la España de nuestros días, en la que los políticos se ocupan y preocupan más de lo que los aproxima al sillón del poder, o de retirar al adversario de la ansiada silla, que de lo que importa al país o interesa a los ciudadanos, cada día nos desayunamos con un asunto zafio que oculta o hace olvidar a otro o una cadena de ellos que se van olvidando al ritmo que surgen los nuevos.
En vez de competir en qué partido aporta mejor proyecto para el país, se embrollan en el “y tú más” de improperios y desaguisados, incluso personales. Solo se acuerdan de la ciudadanía cuando se acercan las fechas electorales, que es entonces cuando ofertan y prometen la ‘Jauja’ que nunca pensaron siendo inquilinos del despacho presidencial y de los escaños del Parlamento.
El lector puede apreciar cómo hoy se silencian casos que en su día fueron comentados como zafios o escasamente éticos, incluso ‘indecentes’ en boca del mismísimo señor presidente, como aquella manifestación feminista masiva del 8 M, cuando el COVID ya se había instalado en nuestro alfoz; o el peregrino caso de la maleta de la vicepresidenta venezolana con cinco diversas versiones del ministro Ábalos; o el tratamiento dado a la pandemia con un inexistente ‘comité de expertos’ que nos confinó en domicilio y paralizó al país, la variable cifra de fallecidos, la falta de mascarillas, la tercermundista vestimenta de enfermeros con bolsas de la basura; la liberación de delitos de sedición o malversación; o el poco ético uso o abuso del Falcon del Ejército para uso familiar como asistencia al FIB de Benidorm; o las funestas consecuencias de leyes o decretazos como la del ‘sólo el sí es sí’ que tanto ha favorecido a violadores, la ley trans con niños/as, de tan irreparable daño a personas sin criterio formado; o la de bienestar animal, sin pensar en posibles daños a ganaderos, pastores, cazadores u otros colectivos; la Ley de la Vivienda que colapsa el mercado y la oferta de vivienda y ampara al okupa frente al legítimo propietario; la, tan intensamente observada, llamada ley de la “memoria democrática” que, incumpliendo la admirada y aplaudida ley de la ‘transición’ de 1977 lograda con el consenso y abnegación de ‘todos’, nos devuelve a la casilla de las dos Españas, la de los dos bandos, el rencor y la revancha, en una legislatura que se prometió de “máxima transparencia, cero casos de corrupción y gestión irreprochable”.
Hoy, en esta cadena de eventos que se dan y olvidan, anda en ‘candelabro’ y prima el caso ‘Bildu’ que habla de la candidatura de este partido, de dudosa legalidad, para gobernar en diferentes territorios, ciudadanos que no sólo son filo etarras, sino que ellos mismos se mancharon las manos de la sangre de vecinos de las localidades que pretenden gobernar, pretensión que el mismo Sr. Sánchez ha definido ‘indecente’, y de la que pregonó alto y reiterativamente “no pactaré con Bildu, se lo digo una, cinco y si quiere cincuenta veces, no pactaré con Bildu”…Efectivamente, opinamos y apreciamos la gravedad de pactar con partidos y personas que sembraron desgracia y dolor masivamente y no se arrepienten de ello, o los que una y otra vez, y casi chulescamente, advierten que no habrá diálogo que no pase por el referéndum para la declaración de la República Independiente de Catalunya…, casos que pretenden quitar daño eliminando los delitos de sedición y malversación. Gravísimo y zafio todo, pero…¿quién recuerda o utiliza en esta pelea por llegar o mantener el sillón de Moncloa, el muy preocupante caso del volantazo drástico y personal que ‘D. Pedro’ dio en la política con Marruecos? Hoy ‘D. Pedro’ no sabe, no contesta a nada, del pacto con Bildu y el posible acceso al poder de estos hombres y mujeres que podrían ser ediles en localidades con víctimas y familiares de las víctimas que fríamente y tanto tiempo produjeron, posibles deudos de guardias civiles, familias, niños que fueron horrible noticia, miedo y dolor. Es posible que estos votos que llevaron a ‘D. Pedro’ a Moncloa, hoy le recuerden que son “legales, pero indecentes” y le resten avales para mantener el sillón, pero… en días de meditación y evaluación de aspirantes al gobierno en diferentes estadios, pocos hablan de aquel que fue en su día más sensible y misterioso caso de nuestras relaciones con marruecos y el volantazo de ceder nuestra protección dejando el Sahara al albedrío alauita. Nadie pregunta, y si lo hace, D. Pedro no responde, de qué trató aquella conversación con el consejero alauita Alí Himma y Naser Barita con el conquistador de la Península Ibérica Tari Ibn Ziyad entre los mandatarios hispano y marroquí, y con nuestra bandera del revés; si había algún chantaje a través del ‘Instituto de España’ por actividades financieras, empresariales o universitarias…, o sólo hablaron del caso líder polisario Brahim Ghali que disfrazado de ‘lagarterana’ entró en España y fue tratado en una clínica hispana.
El caso ‘Bildu’ desvanece u oculta el no menos preocupante caso del personal y drástico volantazo de las relaciones hispano alauitas, ya nadie pregunta por qué se deja a su suerte a la que hasta 1976 fue la 53 provincia española, olvidando a nuestro antiguo protectorado bajo el poder marroquí y a 175.000 saharauis en los campamentos de miseria de Tinduf en la que dicen República Árabe Saharaui Democrática, quedando en la nube el protocolo de 800 millones de euros para impulsar el ferrocarril, agua, turismo o agroalimentación del país vecino, o la situación de nuestro país con Argelia, o las mismísimas fronteras de Ceuta y Melilla.
La prometida ‘máxima transparencia’ pide o exige respuestas a todo.
