Los agricultores y ganaderos que funcionan, a efectos fiscales, por el sistema de estimación directa o por módulos, pagarán menos de lo previsto inicialmente en su próxima declaración de la renta de acuerdo con la reciente disposición de Hacienda por la que se rebajan los porcentajes para calcular los rendimientos netos en cada uno de los cultivos. Esta reducción oscila entre una media del 20% hasta el 50%, y la misma afecta a la mayor parte de las producciones que en 2012 estuvieron afectadas, tanto por condiciones climatológicas adversas, como por la subida desproporcionada de los precios de los medios de producción, sin la posibilidad de repercutir esos mayores gastos en la venta de sus productos.
De acuerdo con esa situación, las rebajas de los módulos más importantes afectan a las superficies de cereales que tuvieron una grave caída de rendimientos por la sequía en ambas mesetas, Andalucía, Aragón y Extremadura. Igualmente, con la sequía como protagonista, tienen rebajas en los módulos las superficies de viñedo para transformación, en las producciones de leguminosas y en el olivar, donde también se produjo una de las cosechas más bajas de la última década. Debido a las últimas inundaciones se ha producido una rebaja en los módulos en plantaciones de frutas y hortalizas, sobre todo en la zona de levante. Finalmente, por la sequía y la falta de pastos con el consiguiente aumento en los costes de producción y bajos precios por la venta de los productos, destacan las producciones de vacuno de leche, ovino y caprino de carne
La existencia de unos mecanismos que suponen la posibilidad de una reducción de los niveles de ingresos netos en una explotación, como suponen la bajada de los módulos, es un dato positivo para los intereses del sector. Se trata ya de una medida que, por unas u otras razones, se repite cada campaña, bien por circunstancias climatológicas negativas o por la subida de los precios de los medios de producción, sin que los agricultores o ganaderos tengan la posibilidad de repercutir esos incrementos en los precios de sus productos por el comportamiento a la baja de los mercados.
La realidad es que, en este momento, la fiscalidad en general y, muy especialmente para la mayoría del sector que sigue funcionando por el sistema de módulos, no es elevada en comparación con otras actividades económicas y no es mucho lo que ingresa Hacienda por esta vía. Otra cosa es si la fiscalidad que soporta el sector está ajustada a las prestaciones que, en su conjunto, percibe el medio rural en comparación con el resto de la sociedad.
El sector agrario soporta de una forma mucho más grave una fiscalidad indirecta vía el IVA en todos los bienes de producción indispensables para el desarrollo de su actividad, sin que en las últimas medidas se haya logrado rebajar los tipos en algunos de los gastos más importantes como son la maquinaria, los piensos o el gasóleo.
Además de esa bajada de los módulos a efectos de calcular los niveles de ingresos y el volumen de rentas para los pagos por la declaración del IRPF, se necesita otra política financiera y rebajas en los impuestos indirectos que, además, apoyaría una mayor demanda y, en consecuencia, mayor actividad en diferentes sectores productivos. Entre los problemas más importantes que soporta hoy el sector destaca el precio que se paga por la energía eléctrica para los regadíos.
En 2008, el Gobierno puso en marcha las tarifas especiales de riego y se comprometió a buscar una alternativa para pagar lo mismo que antes. No fue así. Los socialistas se fueron sin llegar a un acuerdo con los responsables de Industria. Las eléctricas mandaban mucho y, por lo visto hasta la fecha, lo siguen haciendo. Prueba de ello es que, desde entonces, el precio de la energía se ha incrementado en un 80%. Los compromisos sobre tarifas de temporada, la posibilidad de firmar varios contratos en función de las necesidades de riegos de cada campaña o cultivo, han quedado aparcadas. Junto al recibo de la luz para los regadíos, aspecto básico general, es la existencia de mecanismos reales para el acceso al crédito sin tener que pone como prenda todos los bienes y hasta las personas para lograr un aval público. Para el sector, además de ese recorte en los ingresos a efectos de la declaración de la renta que suponen los cambios aprobados por el Ejecutivo, es fundamental la fiscalidad que paga el campo por producir y, además, el sistema de devolución del IVA percibido del 10% por la venta de los productos agrícolas y que se ha estancado en el 8,5% para los ganaderos.
