Hace dos años y un puñado de días comenzaba la legislatura. Dos años marcados por la pandemia, dos años que en muchas cuestiones parecen dos siglos. En julio del 2019 entrabamos por primera vez en la corporación municipal y lo hacíamos siendo el grupo más pequeño pero al mismo tiempo asumiendo un papel central y en ocasiones definitorio. Un papel que lleva consigo, precisamente por todo ello, una presión añadida. Pero este es el lugar en el que nos ha puesto la ciudadanía y desde aquí hacemos política municipal con una cosa muy clara, nuestros barrios, nuestra economía y las personas son lo primero.
Nuestro acuerdo con el partido socialista hizo alcaldesa a Clara Luquero, básicamente por dos razones, por lealtad a la mayoría progresista de la ciudad y porque siempre hemos defendido que la colaboración entre las diferentes fuerzas progresistas es fundamental para alcanzar objetivos y avances transformadores para nuestra ciudad. En Segovia lo hemos hecho siendo muy conscientes de las diferencias con el modelo de ciudad de la etapa Luquero y del agotamiento del proyecto municipal que representaba, muy desgastado ya después de varios mandatos.
Con todo, siempre hemos colaborado para apoyar iniciativas y avances para la ciudad. Nuestros acuerdos han permitido comprometer más de 15 millones de euros hacia nuestros barrios, hacer una ciudad más sostenible y potenciar nuestra industria y tejido económico y social. Pero, las irregularidades en las contrataciones de la concejalía de cultura han generado una crisis política que sólo ha beneficiado al PP y ha acelerado el desgaste del proyecto Luquero. En estos cinco meses de negar la evidencia de Luquero y del cuanto peor mejor del PP, la ciudadanía apenas ha oído hablar de industria o futuro, sólo de irregularidades y del “y tú más”. Siempre hemos dicho que la única que tenía la llave de la solución a esta crisis era Clara Luquero. Por eso, la decisión de cese de Gina Aguiar es una decisión correcta, pero por desgracia llega tarde y además no lo hace por el pleno convencimiento de la Alcaldesa por la gravedad de las irregularidades sino por la presión política que nos ha obligado a ejercer, enrocada hasta el final.
Por nuestra parte y a pesar de todo, hemos hecho lo que teníamos que hacer, denunciar públicamente las irregularidades, ya que para trabajar por Segovia pueden contar con nosotros, pero para mirar hacia otro lado ante las irregularidades, ya hemos demostrado que no. Precisamente por ello, estos días cuando escuchaba el “quejido” del portavoz del PP por las “presiones” que «ha tenido que soportar», no he podido evitar acordarme de unas palabras de un buen amigo que dice que a la política se viene a “cambiar las cosas y llorado de casa”. No entiendo la política del ruido y del insulto, pero tampoco la de la sobre actuación y el victimismo.
Con la destitución de la ex concejala, Luquero ha dado el paso definitivo, ahora toca mirada larga y lanzar un mensaje claro de transparencia
Con la destitución de la ex concejala, Luquero ha dado el paso definitivo, ahora toca mirada larga y lanzar un mensaje claro de transparencia en las contrataciones públicas de la Concejalía de Cultura, hacer del plan de fiscalización y de la auditoría de los contratos menores una oportunidad para poner negro sobre blanco y dar confianza al sector cultural y a la opinión pública. Además llegado al ecuador de la legislatura, esperamos que tome decisiones valientes y audaces para permitir la renovación del proyecto progresista de la ciudad y estar en condiciones de disputar el futuro a una derecha echada al monte que espera ansiosa. Por eso me temo que Clara Luquero no podrá escapar de este gran dilema en la mitad del mandato: Renovación o barbarie, esa será la cuestión. Le deseamos audacia y altura de miras en esa decisión, porque nos hará falta a todos.
(*) Concejal de Podemos Equo en el Ayuntamiento de Segovia.
