Marta Álvarez es profesora de Valores Éticos en el IES La Albuera. Natural de Valladolid, lleva solo dos años en Segovia, por lo que es lógico que en ese tiempo le picara la curiosidad por conocer algo más sobre el entorno de este centro educativo que acoge alumnos de toda la capital pero también de otros municipios, desde San Cristóbal a Otero de Herreros, por ejemplo.
El trimestre pasado empezó a dar vueltas a un proyecto educativo para sus alumnos de 2º de ESO. Cuenta que le parecía muy interesante “trabajar un poco de educación patrimonial, que los alumnos tuvieran conocimiento del contexto del centro donde pasan tantas horas porque algunos conocen muy poco del barrio en el que se encuentra”.
Los adolescentes no incluyen al instituto entre sus lugares preferidos para estar y con esta idea la profesora pretende de alguna manera “hacer que los muros del centro sean más porosos, conectar con el afuera, con San José, El Carmen, La Albuera…”
Desde los años 50
Hay que recordar que las colonias de Pascual Marín y de El Peñascal, en lo que se conoce como parroquia del Carmen del barrio de La Albuera, y el barrio de San José nacen en los años cincuenta del siglo pasado y surgen, como explica la profesora, “de la necesidad de generar vivienda nueva debido al éxodo rural, teniendo en cuenta que Segovia es una ciudad con unas características orográficas complejas, no es llana como Valladolid”.
A eso se suma que el rico patrimonio monumental y patrimonial de las áreas históricas de la ciudad se protegió, salvo excepciones, incluso durante las primeras décadas de posguerra.
Este proyecto educativo, cuya meta está al final de curso, en el mes de junio, persigue además vincular la historia de la ciudad con el contexto de estas zonas y con la propia historia del IES La Albuera, “porque hay mucho desconocimiento y los alumnos no saben que antes se llamaba Ángel del Alcázar”.
Tiene, por otra parte, un carácter intergeneracional, porque, además de la investigación a nivel de clase, el objetivo es implicar a profesores y vecinos para que aporten desde sus experiencia relatos sobre la evolución en el tiempo de los barrios y el propio centro.
De hecho, Marta Álvarez confiesa que “la sensación que tengo es que ha sido recibido con entusiasmo. Es mi segundo año en este centro y mi afección al territorio no es la misma que la de quienes llevan muchos años o incluso estudiaron aquí, como ocurre con compañeros de FP”.
Se ha producido así “un querer rememorar de repente y estoy removiendo fotos antiguas, los planos del centro y es como remover la memoria, con un factor afectivo que resulta muy interesante”, añade la profesora. Con los alumnos, sin embargo, reconoce que “hay un poco de todo porque no dejan de ser deberes”.
La primera parte del ejercicio ha sido introspectiva: “quería que intentaran averiguar de qué manera se vinculan con estos barrios, con la zona del centro; algunos viven en ellos, otros se relacionan cuando salen con sus amigos, en otros casos solo es un lugar de paso y para otros es un mal recuerdo vinculado al instituto. Se trata de que construyan un relato y lo sitúen en el mapa a partir de un recuerdo propio”, comenta Álvarez.
A esa primera fase más íntima ha seguido una investigación histórica a partir de libros y artículos de investigación y artículos de prensa, tanto del pasado como más actuales.
Para la recuperación de fotografías antiguas (hasta los años 90 aproximadamente) se han repartido carteles en los establecimientos y espacios públicos de los barrios como, por ejemplo, el Mercado municipal de La Albuera.
Trabajan también en contactar con asociaciones de vecinos. De hecho la de La Albuera recopiló hace años fotografías antiguas, así como la parroquia del Carmen o los colegios de El Peñascal y de San José.
Retorno
La responsable del proyecto educativo comenta que, como no podía ser de otra manera, habrá un retorno a la comunidad, a los vecinos de los barrios pero, debido a la situación sanitaria, “está fuera de lugar una jornada de puertas abiertas en el centro”. Más posibilidades tiene algún tipo de exposición en el Centro Cívico de San José o en propio Mercado de La Albuera, incluso la posibilidad de repartir fichas por establecimientos comerciales “para implicar a los vecinos”.
En cualquier caso, Álvarez quiere “que los chavales piensen en es retorno hacia el barrio; está todavía en fase de diseño colectivo pero la idea es que sí haya ese retorno porque lo contrario es como quitarles cosas de las manos a la gente y no devolvérselas”.

