El deporte es un constante estado de ánimo capaz de llevarte del todo al nada en cuestión de días. Y viceversa. Esa sea quizás su principal seña identidad, como una montaña rusa de emociones en el que reina lo impredecible y lo imposible es posible sin importar el pasado ni precedentes. Y sino que se lo pregunten al Balonmano Nava que, inmerso en una profunda crisis de resultados junto a una eliminación copera que aún escocía, logró redimirse por todo lo alto y volver a sonreír. El culpable, un triunfo de pundonor con remontada incluida cargada de corazón y solidaridad defensiva ante todo un Abanca Ademar con el que el equipo de Álvaro Senovilla y el Guerreros Naveros recuperaron a lo grande la sonrisa con su primera victoria del año en casa (32-27).
En Nava de la Asunción, una intensa zaga del equipo de Álvaro Senovilla disimuló a las mil maravillas la crisis segoviana que venía atravesando privando a Ademar de tomar el mando del partido con unos primeros compases de partido igualados y sin dueño. Pero entonces, pasado el minuto 5 de partido, llegó el primer punto de inflexión. Una primera exclusión sobre Bonnano no lo dejó escapar el equipo de Dani Gordo para, ya sí, abrir una ligera renta inicial de dos goles. Trató de reponerse Viveros Herol, pero las desgracias naveras no llegaron solas pues, a dicha primera renta leonesa, se le unió la posterior tarjeta roja del propio Bonanno.
La superioridad visitante no lo desaprovechó Ademar que, oliendo sangre y a hombros de Sergio Sánchez desde el continuo contraataque, comenzó a hurgar en la herida navera. Mientras, en área ofensiva, las noticias tampoco eran positivas para los segovianos, pues Saied comenzó a elevar su porcentaje de paradas llevando el +7 a favor de Ademar que obligó a Álvaro Senovilla a solicitar tiempo muerto (7-14).
EL DESPERTAR NAVERO
Desde la pizarra, Balonmano Nava optó por vaciar portería en busca de poner fin a un ataque atascado y, tras una tímida reanudación, el equipo navero hizo de tripas corazón y sacó a relucir su kit de supervivencia. Con una defensa más sólida llevando al borde del pasivo a Ademar y en la ofensiva liderado por un Pancho Ahumada inspirado desde el extremo y el lanzamiento de siete metros, el Viveros Herol comenzó, a base de goles, a cerrar la cicatriz leonesa que ya era únicamente de dos goles y que obligó a Dani Gordo a parar el partido a falta de algo más de tres minutos para el descanso.

Aún así, la pausa leonesa no cesó la inercia navera que, con un Guerreros Naveros para entonces ya entregado a la causa, vio como el Viveros Herol por el atajo desde el carril central con Gedeón Guardiola y Tioumentsev como jefe de operaciones y, con la inestimable ayuda de Buda bajo palos, terminó por certificar su renacer llevando el empate al paso por vestuarios (16-16).
Tras el reposo, el guion inicial se repitió, con un intercambio de golpes del que salió ligeramente vencedor un Ademar que, bajo las paradas de Saeid, logró frenar el ciclón navero y volvió a coger una renta de dos goles. Fue entonces cuando los hermanos Guardiola se pusieron el mono de trabajo en defensa. Masterclass.
Desde ahí y, con un ataque más ordenado jugando a las mil maravillas el siete contra seis en la ofensiva, la fe del Viveros Herol tuvo premio cuando, cumplido el minuto 40 de partido, tomó la iniciativa en el marcador por primera vez en el partido para ya no volver a soltarla. Dani Gordo, que algo se olía, buscó enmendar el vendaval navero con un nuevo tiempo muerto cumplido el ecuador del segundo acto y con Viveros Herol dos goles arriba en el luminoso. Pero ya no había solución, el deprimido estaba muy vivo.
EL BM NAVA ECHA EL CERROJO
Porque el equipo segoviano, con Tioumentsev castigando una y otra vez desde el carril central y con un Buda inmenso desde la portería, empezaron a acabar con las esperanzas de un Ademar que, incómodo en ataque y sin espacios y frágil en defensa, ya se veía con cuatro tantos por debajo en el marcador.

Ya en el tramo final, el equipo visitante, en un quiero y no puedo constante trató de levantarse, pero un Balonmano Nava con sed de redención no bajó la guardia en defensa ante un pabellón Guerreros Naveros ya volcado hasta acabar certificando un ansiado triunfo en el derbi autonómico con el que dijo adiós a todos sus males y cogió oxígeno con dos nuevos puntos que lo permiten acariciar ya con la yema de los dedos la ansiada permanencia.
