La Granja convierte la ira en victoria. Se agotan los minutos en El Hospital cuando Gabi teje una acción en el área rival y cae al suelo ante la salida del portero; el balón quiere entrar llorando en la meta del Burgos Promesas, pero un defensa despeja bajo palos. La furia llega al banquillo local, que clama penalti, y Ricardo de Andrés ve la segunda amarilla.
Pasan solo segundos desde ese episodio hasta que Dani Lázaro protagoniza su enésimo desborde por banda izquierda y pone un balón tenso al primer palo para que Dani bata a Gorka y culmine la remontada. Lázaro observa el desenlace y se lanza de rodillas al castigado césped granjeño a la espera de una celebración de las grandes. Su equipo da la bienvenida a la Navidad del año de los abrazos prohibidos con un festín de ellos.
Fue el justo premio para un equipo que no dejó de creer pese a complicarse la vida en el primer acto. Ricardo vació las naves a media hora del final con Hamza como lateral y Gabi como hombre diferencial. Como Panzer, su apodo. El infatigable Lázaro y el acierto de Dani nivelaron la contienda y La Granja no bajó ni un ápice su apuesta ante un rival llamado a pelear en la zona alta y que ahora les precede en la tabla. El colista desahuciado del curso pasado gana casi el 50% de sus partidos (4 de 9) y hace méritos para asentarse en mitad de tabla.
Ricardo tenía claras las instrucciones; desde los primeros segundos pedía a sus pupilos que salieran de su guarida, que ganaran metros como si de rugby se tratara. Le escucharon y tejieron dos buenas transiciones con el marcador aún a cero. Ambas partieron de la banda izquierda y tuvieron a Lázaro como protagonista. El portero repelió su centro-chut seco, pero el rechace le llegó demasiado salvaje a Ayoub, que se lamentó contra la red.
La Granja había ganado terreno con Dani y Velasco en el juego aéreo, pero no tuvo tiempo de imponer su dominio. Todo partió de un error de Cuadri en la salida de balón que permitió el despliegue de las camisetas rojas. Segundos después, el Promesas disfrutaba de una falta prometedora en el balcón del área que Pastoriza ejecutaba con maestría, obligando a Loren a una manopla salvadora. La jugada continuó y Barahona pegó un tiro a bocajarro que la defensa despejó a córner. Los visitantes sirvieron un balón con un lazo a Iván Serrano para que fusilara entre un bosque de piernas y abriera el marcador. Pequeños errores, grandes consecuencias.
Iván Serrano se adueñó del encuentro desde el lateral izquierdo y dio un quebradero de cabeza para Cuadri. La primera misión de Ricardo era mantener la moral de sus pupilos: “No me voy del partido”. La Granja acusó el golpe y rozó el K.O. técnico en otra asociación entre Barahona e Iván; el lateral sirvió un centro propicio al primero palo que Gabri no logró dirigir a portería. La Granja no conseguía entrar en calor y Loren se veía exigido: balón parado y tiros lejanos como el de Lsvsamba.
Reacción local
Pasaron los minutos, Cuadri se recompuso en el lateral derecho y La Granja se quitó de encima el dominio. Se lo reconoció Ricardo, que vio la amarilla en su propia pelea con el asistente: “Mire su banquillo”, le repitió varias veces. “Está descontrolado”. El árbitro argumentó la amonestación al considerarle responsable único de lo que allí ocurría. Ricardo espetó: “Y tú eres responsable de ver si el balón sale fuera. Mira lo que tienes que mirar”. La expulsión fue la crónica de un desenlace anunciado, minutos después de que el técnico respondiera: ¿Qué hago? ¿Quieres que me vaya a casa? Estoy hablando con mis jugadores”.
La Granja generó su primera gran ocasión antes del descanso en una falta tensa de Lázaro que Ayoub cabeceó con peligro. Estuvo ágil Gorka, que metió la manopla para forzar el córner. El paso por vestuarios aceleró el despertar local con dos ocasiones de Dani, que pegó en semifallo un servicio desde la derecha y cabeceó fuera sin apenas ángulo. Cuando Ricardo movió el banquillo empezó la revolución.
El Promesas, quinto el curso pasado, no supo cerrar la contienda. A punto estuvo de hacerlo Nacho Heras, un jugador de otra categoría. Enorme mérito el suyo a la hora de mostrar su enorme calidad técnica en un campo que cada vez se embarraba más. Uno de sus controles de cine le dejó en un mano a mano con Loren, que aguantó en pie y evitó el 0-2. Según se rompía el partido, aumentaba la peligrosidad del 11.
El riesgo resultó para La Granja, que empató a cuarto de hora del final en un balón que peleó a trompicones en área rival para que Dani ajusticiara a Gorka, que hizo la estatua. El Promesas se lanzó a por el segundo y el partido se volvió un ejercicio de equilibrismo. Cortes como el de Barbudo salvaron a los locales de un nuevo disgusto. Y Gabi, tocado antes del encuentro, hizo valer su poderío para conducir transiciones en un barrizal. Media hora para enmarcar la suya.
El gol premió la fe de La Granja, que aún sufrió para asegurar los tres puntos en un balón aéreo mal defendido que dio a Nacho una segunda cita con Loren. El meta desvió con el cuerpo el trallazo del atacante burgalés, que estrelló el rechace contra el lateral del poste. Un tiro imposible para la mayoría, no para él. Subieron las pulsaciones en el descuento: tocaba hacer falta para evitar la contra. Segó el césped Velasco sin derribar los bolos y fue Alberto el que protagonizó un derribó categórico. Y La Granja amarró sus tres puntos más felices de un año que empezó de lo más aciago.
