Entre todos los negocios y servicios que se están adaptando a esta tesitura del Estado de Alarma, las guarderías son uno de los más afectados junto al colectivo al que toda la sociedad admira ahora mismo: los niños. Desde que se cerraran las aulas, en dos guarderías locales, ‘Micole’ y ‘Los Pitufos’ se ha intentado mantener toda la normalidad posible; eso sí, desde casa.

Las dos guarderías locales mantienen estrecho contacto con los niños para hacer más ameno el confinamiento
Berta reconoce que esta situación es compleja para todos, tanto para el negocio como para las familias y los niños. “Necesitan salir y relacionarse”, comenta, y explica el papel que desempeñan los adultos de referencia. “Sabemos que la situación es grave pero si los adultos lo llevan con tranquilidad, si no hay situaciones de estrés, los niños estarán tranquilos: se da el efecto espejo”, comenta. Afirma que aceptar la situación para algunos “peques” ha sido un paso: “nos contaban que se ponían la mochila de la guarde y se acercaban a la puerta”, explica. Su deseo es volver al aula cuanto antes, poder realizar sus actividades de verano y retomar la ansiada normalidad con sus niños en la guardería.
LOS PITUFOS
Las jóvenes cuellaranas Nuria y Marta apostaron hace relativamente poco por su guardería ‘Los Pitufos’ y, encantadas con sus niños, siguen la misma dinámica que sus compañeras: no perder contacto con los más pequeños y las familias. Cuentos, canciones y contenido más dinámico a través de las redes están salvando las distancias. Al ver que la cuarentena se prolongaba, empezaron con su línea de trabajo y de creación de contenidos. Grupos de Whatsapp con los padres y madres sirven para intercambiar contenido con mucha reciprocidad. Cuenta Nuria Minguela que hay peticiones de cuentos, saludos y que si las “echan de menos”, piden vídeos extra y videollamada. “Les está costando porque algunos lo toman incluso como un castigo: les han quitado la guardería, el parque, la calle”, explica. Así que sus vídeos se basan mucho en el juego para despertar ese lado, porque “aunque es difícil, esas cabecitas lo entienden todo”. Nuria habla del plano emocional en los niños, de algo que hasta a los adultos nos ha costado entender y de las consecuencias que puede tener en cuanto a la socialización en las primeras edades; no obstante, no duda en la readaptación de los niños.
Asegura que la rectificación del plan de desescalada era necesaria y que esto puede afectar al desarrollo de los niños aunque sea muy levemente: “su desarrollo está vinculado al espacio y al tiempo idóneos”, comenta. Así que espera que esos paseos autorizados alivien “la necesidad de los niños de desfogar, correr, saltar”. Por su parte, están deseando retomar la normalidad, “sentir el cariño de nuestros peques”, y reconoce que les da especial melancolía por los más mayores, que pasarán al colegio el curso que viene. El verano se presenta incierto pero, como sus compañeras, esperan poder hacer talleres y que se normalice el contexto.
Mientras, las profesoras seguirán trabajando desde casa para que los niños las tengan presentes y superen juntos esta etapa para que solo sea un recuerdo.
