En este concierto, último de la temporada de la Sociedad Filarmónica, se programaron los dos conciertos de piano de Chopin. Es un programa ejemplar, pues son los dos únicos conciertos que escribió el autor y, como no podría ser de otra manera, para el piano, su vehículo más amado, con el que conseguía comunicarse de una manera magistral con el resto del mundo.
Se presentaron en una versión que reduce la contribución de la orquesta a cuatro instrumentos de cuerda, el clásico cuarteto de cuerda. Es una reducción lógica, pues estos conciertos, al contrario de los de Beethoven o Mozart, no emplean un diálogo entre el solista y la orquesta, es más bien la labor del solista la que se ve a veces introducida en el tema o acompañada por la orquesta, y esa labor la puede hacer un cuarteto, sobre todo si son tan buenos instrumentistas como estos, que acompañaron al piano muy bien en ambas obras, pero especialmente en los movimientos lentos.
Juan Lago es un pianista malagueño, ya conocido en este ciclo de la Filarmónica, que siempre nos ha sorprendido por su madurez y su excelente técnica. En esta ocasión, también quisiera destacar su alegría a la hora de enfrentarse con dos obras tan difíciles y tan queridas para todo buen pianista. Dos obras de juventud de Chopin, tenía 19 y 20 años, cuando las escribió, muy próximas en el tiempo y sin embargo distintas. El segundo de los conciertos es más dramático que el primero, pero ambos, tremendamente románticos y originales, saben explotar todos los recursos del piano.
Son unos conciertos en los que los temas le salen como lo que él escribía mejor, impromptus, nocturnos, valses y mazurcas, siempre transidos del folklore de su tierra, Polonia, de la que vivió mucho tiempo ausente, pero que siempre estuvo presente en su teclado. De esta manera, se comprende que Juan Lago invirtiera el orden del programa y empezase con el nº1, que es en realidad el segundo que escribió y dejase para la segunda parte el nº2, más dramático y que tiene un genial allegro vivace cerrando el concierto. Comienza este movimiento con un vals, de los que era el autor auténtico alegre especialista, y continúa con una mazurca de elegancia sutil e inspiración folklórica, a los que acompañan los violines y se alternan en un gran diálogo para dar un final entusiasta y brillante.
Los músicos y la Filarmónica nos enseñan así como hay que hacer los recortes, con imaginación, si queremos celebrar los doscientos años del nacimiento de este genial pianista que fue Chopin, verdadero embajador del alma polaca y romántico desbordado como no hay otro.
Intérpretes: Santiago Juan, violín
Julio Pino, violín
Santiago Cantó, viola
Iván Balaguer, cello
Juan Lago, piano
Obras de: Fréderic Chopin
Lugar: Teatro Juan Bravo
Fecha: Miércoles 26 de Mayo de 2010
Organiza: Sociedad Filarmónica
