Lara de Miguel se dedica al cultivo de hortalizas y verduras de temporada sin químicos de síntesis, es decir, de manera tradicional, “como se hacía antes”. “Mi objetivo es dejar la tierra que cultivo, sino igual, mejor de como yo me la he encontrado y, sobre todo, que los alimentos estén cuidados y que tengan su propia energía, que nutran, porque con toda esta locura de las grandes superficies, se ha perdido un poco el producto de cercanía. A esto me dedico, cultivo alimentos con alma”, explica la agricultora.
De Miguel es técnico superior en Industrias Alimentarias y mientras estudiaba Veterinaria, en Madrid, cayó en la cuenta del éxodo que sufría su pueblo, Aguilafuente. “Estaba cumpliendo con unas expectativas muy estipuladas de estudia una carrera, cómprate una casa, cásate, pero así no era feliz. Yo venía los fines de semana al pueblo y se me pasaban todos los males, mientras estaba en mi huertita chiquitita cultivando mis cebollas se me pasaba todo”, asegura.
Según cuenta, dejó todo y “me vine al pueblo a emprender este proyecto con una mano delante y otra detrás. Sin ninguna formación sobre agricultura. Decidí ser mi propia universidad ambulante y coger toda la formación que pude de diferentes sitios, entre internet y bibliotecas uno puede formarse a sí mismo. El título te lo das tú con tu propio proyecto”.
Desde ese momento ha cursado varios ciclos de formación como agricultura ecológica, abonos, introducción a la agricultura de jóvenes agricultores y ahora se plantea comenzar el Grado en Nutrición y Dietética.
En palabras de De Miguel, su cultivo estrella es el tomate. “He renunciado a variedades genéticamente seleccionadas para que produzcan muchísimo y sacar ganancia de una producción masiva. En cambio, cultivo variedades tradicionales, de las de toda la vida, de las que tenía mi abuelo, mi bisabuelo, que las tenían como tesoros”.
La agricultora explica que estas matas producen menos kilos al año, sin embargo, se gana en sabor y calidad del tomate. Además, son una variedad adaptada a la zona, por lo que no es necesario el uso de pesticidas ni herbicidas contra plagas o enfermedades.
“Empecé en la finca de mis padres que tiene en total una hectárea. Dentro de esa hectárea, la mitad es pinar y ese pinar, además de proteger los cultivos, le traspasa a los alimentos la acidez del terreno. Es una simbiosis perfecta. La parte que se puede cultivar es aproximadamente media hectárea de la cual, bajo invernadero, tengo 2.000 metros cuadrados y unos 1.000 metros cuadrados a cielo abierto”, indica.
De Miguel, a pesar de que pueda parecer que el invernadero cambia el sabor de las hortalizas y verduras, advierte que no es cierto. “En Segovia hace mucho frío en invierno y los invernaderos me permiten alargar un poco más la temporada y poder vivir de esto. Me ayuda a solventar esas primeras y últimas heladas de la temporada”.
“Con este proyecto no pretendo alimentar a una gran cantidad de personas, sino tener un producto de cercanía. Cuando el consumidor final contacta conmigo, está contactando directamente con el agricultor y me puede preguntar al respecto del método de cultivo, de cómo está la temporada, de la temperatura, etc.”, asevera.
Y añade que quiso recuperar la esencia cuando iba de pequeña con su abuelo a la huerta de la señora Trini. “Tú ibas y decías quiero esa lechuga, ella te la pesaba y te hacía la cuenta y te ibas a casa con esos productos tan ricos”.
Antes de la pandemia a causa de la covid-19, la huerta era un espacio de puertas abiertas en el que podías elegir producto que quisieras. Si bien, De Miguel ha intentado adaptarse a la situación acercando sus productos mediante reparto a domicilio.
“A cuantas más personas pueda llegar mejor, pero lo que cultivo se vende, no hay nada que se deje perder. Si cultivase más tendría que empezar a delegar ciertas actividades y perdería la esencia del proyecto en sí, su singularidad. Tendría que contratar a más gente y no sería algo que pudiese llevar yo sola. Por un lado, está bien por dar trabajo a más personas, pero se perdería un poco la comunicación con el cliente y el contacto con mi propio producto, ya que yo lo cultivo, lo riego”, afirma la agricultura.
Para más información y contactar directamente con Lara de Miguel se puede hacer a través de su página web www.huertapradoancho.es.
