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Rebollar. El barrio permanente

por Fotografía: Enrique del Barrio Arribas. Textos: Florentino Descalzo San Frutos
18 de agosto de 2024
en Provincia de Segovia
Vista aérea de Rebollar.

Vista aérea de Rebollar.

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En el límite de las zonas de Sierra y la llanura, junto a los cortados del río Duratón y al pie de monte pervive Rebollar, cuyo nombre obedece a la existencia de rebollos, plantas típicas de la zona. Este nombre es habitual en muchas provincias españolas, y también hay muchos topónimos relacionados por toda Segovia.

Su casco urbano está formado por irregulares calles, muchas con las fachadas orientadas al oriente para aprovechar el calor del sol. Las casas estaban salpicadas de pequeños huertos. Hoy destacan viviendas de nueva construcción que tienen aquí sus segundas residencias. La piedra marca los elementos arquitectónicos de las viviendas más suntuosas, pero también edificios colectivos como el frontón.

Rebollar ha sido el único núcleo habitado y dependiente de San Pedro de Gaíllos que ha conseguido sobrevivir a la despoblación de la zona. Ni Aldearaso, ni Aldealafuente, ni El Barruelo, ni La Ventosilla cuentan ya con vecinos. Pero han estado habitados hasta hace varias décadas, y que los propios vecinos de Rebollar aún recuerdan. Muchos marcharon a San Pedro, otros a Madrid o al País Vasco. Hoy quedan algunos muros en pie. Y en Aldealafuente se han construido algunas casas recientemente con el propósito de ser habitadas como segunda residencia.

El pueblo vive muy vinculado, como es lógico, a San Pedro de Gaíllos, con la que conecta una carretera secundaria, como también con Valdesimonte. El resto de enlaces con otros pueblos se hace por caminos bien conservados.

La agricultura y algo de ganadería han sido las fuentes principales de subsistencia de los vecinos. Además siempre hubo en el pueblo varios carpinteros. Su principal actividad eran los elementos de las viviendas, así como cubas o puertas de corrales. También se centraban en los habituales arreglos de aperos y muebles de las casas. Con el tiempo su labor se ha mantenido y orientado a las nuevas edificaciones, destacando las numerosas obras nuevas de estilo rústico o muebles de tipo castellano.

Los vecinos veneran a San Sebastián, su patrón, cada 20 de enero. También se recuerda el 16 de agosto a San Roque, a quien estaba dedicada la primitiva ermita. Pero la principal celebración tiene lugar el Domingo de Pascua. De hecho si hay una tradición que ha dado fama a este pequeño pueblo es una de sus delicias gastronómicas: las rosquillas de Pascua: dulces hechos con huevo y harina y horneados a la leña. Una vez que se extraen del horno, se pintan con una pluma en la parte superior, a modo de adorno, con huevo y azúcar. De nuevo se introducen en el horno para su secado.

Iglesia de San Sebastián.
Iglesia de San Sebastián.

Ermita convertida en iglesia
Rebollar contaba con una pequeña ermita consagrada a San Roque. Cada barrio de San Pedro disponía de una. En el año 1961, esta ermita que se encontraba en el centro del pueblo, fue sustituida por un edificio mayor y se construyó la actual iglesia, cuyo patrón es San Sebastián. La pusieron en pie una cuadrilla de albañiles de la cercana localidad de Sebúlcor. De aquella ermita se conservan algunas piezas y el pequeño campanario o espadaña que obviamente no guarda mucha relación arquitectónica con el nuevo edificio eclesiástico. En el interior del templo también se puede contemplar un capitel románico de la primitiva ermita.

Frontón.
Frontón.

El juego de pelota
Junto a la iglesia, y como se ha hecho en múltiples lugares segovianos, se practicaba el juego de pelota por parte de los hombres. Con el tiempo se hizo un frontón, también con el trabajo colectivo de los varones del pueblo. Hoy se sigue utilizando este juego, que cuenta con sus modestas pero útiles gradas de piedra para los espectadores. No era el único lugar de juegos autóctonos que han practicado los vecinos de Rebollar. Cerca del cauce del Uncar se sitúa el transformador, levantado en los años 40 para facilitar la llegada de la luz eléctrica el pueblo. Junto a él se encuentra una pequeña superficie para practicar el chito. El transformador recibía la línea eléctrica de alta tensión procedente de Cantalejo. Y desde ahí se distribuía a las viviendas.

La Machorra
Otra fiesta que tuvo cierta raigambre en Rebollar era la que preparaban los mozos a finales de noviembre. Se la conocía como La Machorra. Era momento de recoger leña de los álamos o enebros, que aquí se les conoce también como ‘zaces’. De paso se cobraban las ‘cuartas’. El nombre de esta costumbre, la machorra, se debe al hecho de que para la comida posterior al trabajo comunal se sacrificaba una oveja inservible para la cría de corderos.

Casa que vio nacer a Clemente Sanz Blanco.
Casa que vio nacer a Clemente Sanz Blanco.

Cuna de Clemente Sanz Blanco
Entre las viviendas del pueblo destaca en la fachada de una de ellas un letrero que recuerda que en ella nació y vivió Clemente Sanz Blanco, vecino ilustre en su época dedicado a la política, donde desempeñó numerosos cargos. Tras formarse en el Seminario, Sanz Blanco se licenció en Geología y diplomó en Hidrología. Fue designado delegado del Ministerio de Obras Públicas en Segovia (1978-1983). Fue director General de Urbanismo, Vivienda y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León (1987-1989). Secretario General de la Consejería de Presidencia en la Junta de Castilla y León (1989). De ahí pasó al Senado donde ocupó la Vicepresidencia segunda de la Mesa y fue representante de los senadores de Castilla y León en la Cámara Alta, donde estuvo hasta el año 2004. Tras su paso por la política fijó su residencia en Riaza. Muchos de los pueblos segovianos le tienen reconocido su trabajo para llevar sus actuales sistemas de bombeo de agua potable, y no son pocos los que le han dedicado alguna calle con su nombre. San Pedro de Gaíllos, Sacramenia o Muñoveros son algunos de ellos. Rebollar lo hizo en 1977 con una placa aún visible en la fachada de una vivienda situada en la travesía y que reza: “Homenaje de este pueblo al geólogo Clemente Sanz Blanco”.

Carnaval
En el Carnaval se hacía la Hacendera en Rebollar. Este día se arreglaban caminos o se cortaba leña que luego el Ayuntamiento sacaba a subasta. Con parte del dinero que se obtenía el Ayuntamiento pagaba el vino que se ponía en la merienda comunitaria posterior. Pero cada participante llevaba sus viandas. La mayoría lo hacía con los productos de la matanza del cerdo que había preparado. Era el momento de “catar” los primeros chorizos y de cambiar impresiones por el resultado de cada uno. También había quien llevaba tortilla de patata y otros alimentos. La reunión gastronómica se había en el local municipal o Ayuntamiento que decían los vecinos, aunque siempre ha sido dependiente administrativamente de San Pedro. Eran tiempos en los que los vecinos no cabían en el interior, y los más jóvenes tenían que conformarse con merendar en la calle a pesar del frío que podía hacer en esas fechas.

Construcciones de piedra.
Construcciones de piedra.

Fragua multifunción
Un local que durante décadas sirvió para las habituales labores de un herrero, tan necesario en el mundo rural. El inmueble se encuentra a las afueras del casco urbano, en una construcción aislada, de planta baja. Para llegar a él hay que atravesar el puente sobre el río Uncar. Una pequeña puerta da acceso al interior en el que se encontraba la fragua con su chimenea en el lado derecho. Tras desaparecer el herrero que la frecuentaba, se convirtió en horno para que los vecinos pudieran hacer las rosquillas de Pascua que tanta fama han tenido. Se levantó con trabajos comunales en hacendera. De este modo se anuló la chimenea que había en un lateral y se construyó otra en el centro del inmueble, donde aún permanece parte del horno de barro. Con el tiempo y la despoblación, el local dejó de utilizarse. Actualmente se usa como local de peña para las celebraciones juveniles. Dado que en sus muros se acumuló durante décadas el hollín de la fragua, lo habitual en mucho tiempo era salir del interior con un tinte habitual que daba fe de que en otro tiempo había habido allí una fragua.

Bar de Rebollar.
Bar de Rebollar.

De Ayuntamiento a bar
En Rebollar nunca hubo Ayuntamiento como hoy conocemos a esta figura institucional, aunque los vecinos sí hablan de él. Existe, eso sí, un edificio municipal que hoy se ha convertido en bar y que fue sede del gobierno local. Convertido actualmente en el lugar de reunión de los vecinos a diario, es donde se echa la partida y donde existen juegos de uso colectivo. Gracias a que el ‘Ayuntamiento’ aporta la leña para la estufa en invierno, se mantiene abierto este edificio y es utilizado a diario, pese a la escasa población que vive en el pueblo. La apertura de este bar o club social fue necesaria una vez que el bar de toda la vida se cerró. Estaba enfrente, pero murieron sus dueños y el negocio desapareció. No fue la única cantina que existió en Rebollar, pues en la calle Pradolafuente también existió otro establecimiento hace años. Lo regentaba Pablo ´Gasolina’.

Construcciones en piedra y adobe
Para las construcciones de Rebollar se empleaba la piedra que se traía en carros desde la zona de Aldearaso, junto al río San Juan. Y también la piedra de El Villar de Sobrepeña, en este caso de sillería para labrar y para adornar las ventanas y puertas. Los adobes se empleaban para el interior de las edificaciones o las segundas plantas, que debían soportar menos peso. Los albañiles que había en el pueblo compaginaban su labor con otras funciones como la agricultura o la ganadería.

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Un pilón para el ganado
Junto a la carretera que conduce a San Pedro de Gaíllos se mantiene en servicio un viejo pilón de hormigón. Se utiliza como abrevadero para el ganado ovino de extensivo que aún existe en la zona. Se nutre del agua procedente de la red de abastecimiento. Una boya flotante es la que regula el caudal y le mantiene siempre lleno para que pueda ser utilizado por el ganado. Los nuevos pilones se construyen de forma muy alargada para facilitar a las ovejas acceder al agua.

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* Extraido del libro El Ochavo de Cantalejo. Recorrido visual por un territorio histórico (2022).

Editado: Enrique del Barrio.

El Ochavo de Cantalejo. Recorrido visual por un territorio histórico

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