El Teatro Real acogerá desde el viernes y hasta el 13 de julio un total de 15 funciones de ‘Lucia di Lammermoor’, de Gaetano Donizetti, una obra considerada “paradigma de la ópera italiana”, tal y como destacó ayer durante la presentación ante los medios el director del coliseo madrileño, Joan Matabosch.
La producción que visita en esta ocasión el Teatro Real es la concebida por el director de escena estadounidense David Alden para la English National Opera en 2010 y presentada posteriormente en las óperas de Washington D.C., Toronto, Bonn, Oslo y Goteburgo. El libreto está basado en la novela histórica de Walter Scott ‘The Bride of Lammermoor’, en la que conviven emociones exacerbadas, amores imposibles, conflictos ancestrales, duelos, traiciones, locura y muerte.
Matabosch explicó que se trata de una obra “famosísima” que, a diferencia del resto de piezas de Donizeti, se mantuvo en el repertorio de la ópera italiana hasta el llamado “renacimiento de Donizetti”. Sin embargo, durante este tiempo se han hecho “atrocidades” con esta ópera y, en esta ocasión, el público tendrá la oportunidad de asistir a algo “inaudito”, porque se trata de una versión “casi completa”.
En este sentido, el director musical, Daniel Oren, señaló que “antaño se cortaba casi siempre”, por lo que considera que “a pesar de lo fieles” que se haya intentado ser con esta obra, es “una injusticia” que se haya hecho así. En este sentido, indicó que, en parte, esos cortes se deben a la influencia de Verdi, aunque precisó que la obra que ahora acoge el Teatro Real “en siglo y medio se ha mantenido como una ópera viva”, mientras que otras no pudieron “soportar” la comparación con Verdi.
Lucia di Lammermoor es una joven huérfana, desequilibrada y soñadora, enamorada de Edgardo, enemigo de la familia, odiado por su hermano, que la incita a casarse con un noble adinerado para salvarlos de la ruina, para lo que contará hace creer a Lucia que su enamorado la ha traicionado. Ella, rota por el dolor y presa de la locura, asesina a su esposo en la noche de nupcias, enajenada en una especie de ensoñación angelical que culmina con su muerte y el posterior suicidio de su amado.
El director de escena de ‘Lucia di Lammermoor’, David Alden, explicó que decidieron ambientarla en la “época victoriana”, en la que está escrita, por el “dominio del hombre”, el “papel débil de la mujer y el paternalismo” que se vivía en una sociedad debilitada.
Belleza y decadencia
Alden sitúa esta ópera en un “lugar hermoso y evocador”, pero a la vez “derruido y decadente”: un sanatorio victoriano diseñado por el escenógrafo Charles Edward, que se inspiró en la antigua residencia del médico británico John Langdon Down, descubridor del síndrome de Down. Allí, los dos hermanos mantienen una relación enfermiza, en la que todo parece suceder en un ambiente espectral, con reminiscencias de la literatura fantástica de Edgar Allan Poe.
“He pensado siempre que ha ópera tiene que ver con la locura, porque las emociones se llevan al extremo, hay un canto que lleva a la búsqueda de auxilio y de atención”, señaló Alden. Además, destacó la presencia de una armónica de cristal entre los instrumentos, que crea una “atmósfera extrema y necesaria”. “Quienes lo vean entenderán por qué los locos se calman y los sensibles enloquecen”, dijo.
Las sopranos Lisette Oropesa y Venera Gimadeva encarnan a Lucia en esta obra, “una ópera muy triste y llena de emoción “, en palabras de Oropesa, quien agrega que su personaje está “completamente sola” y con ganas de encontrar un lugar en el que poder sentirse “amada y segura”.
