El arranque de la competición de la Segoviana en el grupo octavo de la Tercera ha creado tanta desilusión en los aficionados como expectativas generó el equipo azulgrana durante la pretemporada. Un empate y dos derrotas en los tres encuentros jugados (dos de ellos en casa) han puesto en el disparadero tanto a la plantilla como al cuerpo técnico. Uno de los jugadores más cuestionados en su rendimiento está siendo Ramsés, que fiel a su condición de capitán del cuadro gimnástico cogió al toro de la crisis azulgrana por los cuernos.
Ramsés desvela el sentir de la plantilla al afirmar que “no hemos asumido bien que las cosas se torcieran desde el principio, porque los primeros que nos creemos que podemos hacer una gran temporada somos nosotros mismos. Estaba cantado que en cuanto las cosas nos fueran mal los palos nos iban a caer, pero ahora podemos mirar hacia otro lado y bajar los brazos, o reaccionar, salir adelante y hacer cambiar de opinión a nuestros aficionados”.
El capitán de la Segoviana es consciente de que la plantilla tiene experiencia suficiente como para salir del bache, “y más ahora que estamos empezando la competición. Con dos victorias consecutivas nos volvemos a enganchar a la zona alta”. La cuestión pasa por hacer “lo que el Burgos ahora o el Mirandés hace un par de temporadas hacían con sus rivales, demostrarles desde el minuto uno de partido que no tenían ni una sola opción de ganar”, indica Ramsés.
La media de edad de la plantilla no ha pasado desapercibida para los aficionados, que califican al equipo como ‘viejo’. Ramsés tiene su propia teoría, “pienso que para jugar al fútbol hay que estar en forma, y me da igual si el jugador tiene 20 años o 35”.
Con Maroto en la picota por el juego que practica el equipo, y debilitado por desvelar la cláusula de su contrato por la que dejaría el club si al final de la primera vuelta la Segoviana no está entre los cuatro primeros, el capitán azulgrana tiene muy claro de qué lado está, “yo sabía que en cuanto las cosas fueran mal, al entrenador le iban a dar palos. Pero si alguien piensa que yo, u otro compañero, me voy a dejar ganar porque no confío en mi entrenador, mejor que no suba al fútbol. Con Paco y sus ideas vamos a ir a muerte y no hay otra”.
“En este vestuario no hay garbanzos negros”, prosigue Ramsés, “pero si un compañero viene y me dice que va a jugar mal para que echen al entrenador, no dura ni dos minutos en el vestuario”.
