La editorial Huerga y Fierro ha publicado recientemente “La isla encantada”, un poemario en el que Ramón Ayerra (Boa Morte, 1937) une a través de un elemento común, el agua, el río Nilo y la isla portuguesa de Madeira. Se trata de una poesía honda y a la vez muy descriptiva que se une a la dilatada bibliografía del autor, estrechamente vinculado con Segovia.
La primera parte del poemario, ‘La orilla inmensa’, es una descripción de un viaje por el Nilo, de sus aguas y su fauna, de los habitantes de la zona y sus embarcaciones y de los turistas de paso, con sus grandes barcos de lujo.
La segunda parte del poemario, “La isla encantada”, que da título al libro, traslada al lector a la isla de Madeira. En poemas narrativos que cuentan historias breves, el autor medita sobre Natal con Avelino Sardinha, pobre de solemnidad, en la capital, Funchal; y asiste a las fiestas de Machico, con su “feria alocada y furiosa (…) entre el fortín dorado y el mar”.
Por las páginas de esta “Isla encantada” desfilan momentos cotidianos, como las barcas varadas en Cámara de Lobos mientras los hombres juegan a las cartas; la llegada de un buque de guerra francés a la Marina de Funchal o los ocho hombres corpulentos que, en plena Navidad, se afanan en desembalar las delicadas figuritas de un belén.
El libro cuenta con un peculiar e interesante epílogo, dedicado a los perros de la isla mágica, a los que Ayerra percibe con una “singular tristeza”. “Un perro canela de alzada decorosa”, un perro negro que “se aplica a un hueso más lo hace con respeto”, “un perro rojizo con las ilusiones arruinadas” y un “can sumido en la aflicción” que “gasta un abundante pelo a manchas blancas y marrones”, son los protagonistas de ese cierre.
Ramón Ayerra, autor de una veintena de obras literarias, se ocupa de situaciones y de personas inmersas en el verdadero protagonista de sus textos, cual es la localidad, el marco, el paisaje en el que la acción transcurre. Espacio predilecto del autor es Portugal, un país por el que siempre ha experimentado una singular atracción. Testimonio de ello son obras como “Portugueses”, o “La vida y la muerte en Oporto”, además de este último “La isla encantada”.
