Angela Merkel, la mujer más temida por los países en problemas de la zona euro, llega hoy a España. La canciller alemana se reúne con el jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, en un momento en el que el país analiza si pide o no un segundo rescate a sus socios de la Eurozona, tras el solicitado para la banca el pasado junio.
Esta posibilidad será uno de los temas centrales del encuentro, en el que ambos líderes discutirán también la polémica de los eurobonos reactivada recientemente por Rajoy, el programa de compra de deuda pública del Banco Central Europeo (BCE) y los detalles de la crisis que atraviesa la banca.
Berlín presionó a Madrid en junio para que pidiera ayuda financiera para las entidades con problemas, pero ahora evita pronunciarse acerca de una intervención suave sobre la economía que alivie la presión sobre la deuda y, por el momento, se ha limitado a elogiar las duras reformas de Rajoy como vía de salida de la crisis.
«En diversas ocasiones las hemos calificado como muy valiosas, respetables y dignas de nuestro apoyo», sentenció el lunes el portavoz de Merkel, Steffen Seibert, repitiendo textualmente el discurso oficial del Gobierno.
Acosado desde hace meses por los mercados, con la prima de riesgo disparada y una España en recesión con el desempleo desorbitado, Rajoy se vio obligado a abrir la puerta a la posibilidad de un segundo rescate que hasta hace poco negaba tajantemente. «Haré lo que creo que conviene al interés general de los ciudadano», matizó a principios de agosto.
Antes de decidir quiere conocer las medidas extraordinarias que el Banco Central Europeo (BCE) decidirá también hoy para ayudar a los países que como sufren la especulación de los inversores y sus consecuencias. «Entonces, a la vista de las circunstancias, tomaremos una u otra decisión», aseveró el popular.
Miembros del BCE adelantaron que la entidad reactivará por fin el programa de compra de deuda de países en crisis como Italia o España, clave para rebajar la presión de los mercados. En agosto, el presidente del organismo, Mario Draghi, dejó claro que la condición sería que el Estado beneficiado acudiera antes al fondo de rescate europeo, con lo que tendría que cumplir con más ajustes.
La idea de vincular la compra de deuda a nuevas condiciones rebajó la radical oposición inicial del gabinete de Merkel, pero el poderoso banco central alemán siguió criticando la medida del BCE y su presidente, Jens Weidmann, advirtió de que comprar bonos de países en crisis podría volverse «tan adictivo como una droga».
Merkel y Rajoy almorzarán juntos en la Moncloa antes de intervenir en una conferencia de empresarios que reunirá allí a más de 100 altos directivos de compañías españolas y alemanas, con los jefes de las respectivas patronales a la cabeza. Al encuentro acudirán también los líderes de los dos grandes sindicatos españoles, Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT), que han dejado abierta la puerta a una nueva huelga general contra las políticas y recortes de Rajoy.
Ambos pretenden plantear a los dos líderes la necesidad de corregir el rumbo de las políticas en esta crisis. «No sé si será predicar en el desierto, pero es importante que Merkel o Rajoy escuchen otras propuestas para salir de la crisis», argumentaba el líder de CCOO, Ignacio Fernández Toxo.
Sus críticas no serán las únicas que escuchen. Colectivos del movimiento de los indignados han convocado una protesta frente a la representación de las instituciones europeas contra las medidas económicas que la canciller «pretende imponer a base de recortes en los derechos más básicos».
La idílica relación que parecía unir a Rajoy y Merkel -los dos de la misma familia política- cuando el líder del PP ganó las elecciones en noviembre ha sufrido contratiempos. El político español reactivó la semana pasada un plan escalonado que lleve a una unión fiscal de Europa y que incluya la emisión de títulos de deuda conjuntos, los llamados «eurobonos», pero Merkel lo rechazó sin matices. «No son un objetivo de este Ejecutivo», enfatizó el portavoz Seibert. «El Gobierno no ha cambiado en nada su rechazo a los eurobonos como solución de los problemas».
