«Lo que viene por delante no va a ser fácil». Así de contundente volvió a mostrarse ayer el presidente del PP y candidato a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, quien sabe perfectamente lo que se le viene encima si el próximo domingo los electores lo colocan al frente de La Moncloa, «ya que la herencia que deja el PSOE no es la mejor».
Tras afirmar que no tiene una varita mágica «para resolver los problemas» y que no se puede esperar que al día siguiente «todo esté resuelto», dejó claro que es posible «cambiar el rumbo del país, marcar nuevos objetivos y fijar otro camino para al final ver la luz al fondo del túnel».
En un almuerzo-mitin que protagonizó en Murcia, Rajoy ofreció una breve pincelada de la situación económica del país y expresó su convicción de que no está dispuesto a engañar a la sociedad, porque estamos en una situación de «dificultad» donde suceden acontecimientos «tan sorprendentes» desde el punto de vista democrático, como que Italia o Grecia «tengan como presidente a personas que no se han presentado a las elecciones».
En clave económica, hizo alusión a los datos de crecimiento conocidos ayer, subrayando que era algo que ya sabía: «en lugar de crecer este año, como decía el Gobierno, un 1,3 por ciento, vamos a hacerlo un 0,8 por ciento y nos dicen que la reforma laboral, que no votó nadie salvo el Partido Socialista, no ha resultado útil para crear empleo».
Por ello, volvió a incidir en que el objetivo nacional se llama «crear empleo», porque «hay más de cinco millones de españoles que quieren trabajar y no pueden»; de forma que no aceptará «ninguna lección de estos que han hecho los mayores recortes sociales en la historia de la democracia española, que congelaron las pensiones, eliminaron el cheque-bebé y bajaron un cinco por ciento el sueldo de los funcionarios».
«Ellos que no han sabido gestionar la economía y nos han llevado a cinco millones de parados, pues lecciones de política social ninguna, ya que para tener una mejor sanidad, educación y pensiones se necesita dinero y para que haya dinero tiene que haber mucha pagando impuestos».
El líder popular reprobó, entonces, que el PSOE «nos haya puesto donde nos pusieron en 1996 cuando llegamos con el mayor paro de Europa y la mayor deuda», pero lanzó un mensaje de tranquilidad, dado que aunque ahora «lo vuelven a dejar igual, lo arreglaremos aunque sea mucho más difícil».
Mientras, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, opinó que el copago «no es de justicia», porque supone pedirle al ciudadano que «pague con cargo a sus recursos propios algo que las Administraciones Públicas deben garantizar a través de los impuestos».
El primer edil madrileño adelantó que, «sencillamente, no estamos de acuerdo con eso», y que el compromiso del candidato popular a la Presidencia de no introducir el copago sanitario «dura cuatro años».
«Es el compromiso de Rajoy: habrá austeridad, recortes, se acabará con las duplicidades, pero no se congelarán las pensiones ni se recortarán los presupuestos sanitario y de educación, ni se establecerá el copago en la Sanidad Pública», insistió.
