El presidente del PP, Mariano Rajoy, anunció ayer que su formación va a presentar una propuesta para reducir los gastos electorales a «la mínima expresión», argumentando que «no hace falta arruinarse con propaganda porque todo el mundo sabe quiénes somos los partidos que se presentan a las elecciones». Además, acusó al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de «hacer mucho daño a los españoles», y aseguró que «las cosas se pueden hacer mucho mejor».
Durante su intervención en el acto de presentación de la candidatura de la ex ministra Luisa Fernanda Rudi a la Presidencia de Aragón, el dirigente conservador criticó una vez más el plan de recortes puesto en marcha por el Ejecutivo central, que «ni supone crecimiento, ni crea empleo», dijo en relación a las previsiones económicas de la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, presentadas el pasado viernes.
Se trata de un proyecto «que nadie votó a favor», salvo el PSOE, explicó el líder del principal partido de la oposición, quien arremetió contra quienes -CiU, UPN y CC, que se abstuvieron- «no tuvieron coraje suficiente para hacer lo que pensaban» y decirle a Zapatero «que no están de acuerdo con él».
En este sentido, opinó que el Ejecutivo «no está capacitado ni en forma» para cambiar el rumbo de la economía nacional, por lo que instó al PSOE a «dar una salida a esta situación porque este hombre -en referencia a Zapatero- está haciendo mucho daño a los españoles». A su juicio, el problema del país es la «desconfianza» y uno de los factores de ésta es contar con un Gobierno que «es incapaz de decir adónde quiere ir».
Por eso, pidió el «fin de las improvisaciones», ya que «se puede salir» de la crisis, insistió Rajoy, al tiempo que fijó el reto de «volver a tiempos mejores, a lo que fuimos hace poco», a «crecer, crear empleo, generar bienestar, recuperar el crédito internacional», volver a ser conocidos por el milagro español en vez de estar tutelados por Europa «como está pasando ahora». En este sentido, propuso como alternativa a su formación, argumentando que los populares «creen en el futuro». «Los ciudadanos ya saben cómo gobernamos», y recordó que en 1996 su partido contribuyó a que «se superaran momentos como éste», creando cinco millones de puestos de trabajo y haciendo un país «mejor y con más bienestar».
austeridad. Además, subrayó la necesidad de acudir a la «austeridad», a «apretarse el cinturón» y recalcó que en todas las instituciones en las que gobierna el PP se va a hacer así, en vez de aplicar medidas «injustas», dijo, como la congelación de las pensiones, que van a suponer un ahorro de 1.500 millones de euros, que se pueden obtener de «otras partidas».
Rajoy abogó por «hacer un plan que englobe todo, crear reformas estructurales, que sea muy austero, pero que sirva para generar confianza, certidumbre y genere riqueza y empleo». «Ya se lo hemos explicado al Ejecutivo y lo vamos a volver a hacer», agregó. «Hay que dirigirse a los españoles y decirles que las cosas no están bien, pero que se puede salir, se va a salir, que tengo un plan, que hay que hacer reformas, estabilidad presupuestaria, reformas energéticas, de la administración, que gasta mucho y mal, y ahí es donde se pueden aplicar los recortes y no atacar a personas que no se pueden defender», sostuvo.
La respuesta del PSOE fue contundente. Así, su portavoz en la Comisión de Presupuestos del Congreso, Francisco Fernández Marugán, afirmó que «al PP le pagan por otro sitio», en referencia al caso Gürtel. «A buen entendedor con pocas palabras…», dejó en el aire sobre las posibles fuentes de financiación electoral de Génova.
Horas más tarde, y ya en Santander, Rajoy manifestó su «más enérgico rechazo» a la decisión de Fomento de paralizar las obras de la alta velocidad a Cantabria por Castilla, y trasladó su «inquebrantable compromiso con la finalización, a la mayor brevedad posible», de este AVE. Un guiño a Revilla.
