Mientras Alejandro Talavante cortaba dos orejas y salía por la Puerta Grande en Las Ventas, el presidente del PP, Mariano Rajoy, fue también el gran triunfador en otro coso, concretamente el valenciano. Si el pasado domingo Zapatero fue capaz de atraer a 12.500 personas, los populares llenaron el aforo con más de 20.000. Sin duda, ésa fue la gran noticia del día, que puede crear honda preocupación en el PSOE, que ve cómo su líder colecciona pinchazo tras pinchazo.
Y la faena no era sencilla. Ni mucho menos. Las investigaciones judiciales, los desencuentros entre líderes y las tensiones geográficas presagiaban, al menos entre los sectores más escépticos, un escenario incierto para este mitin. Pero la duda, si alguna vez existió, quedó zanjada desde primera hora de la tarde con una abrumadora exhibición de apoyo electoral.
La militancia, llegada desde todas las poblaciones valencianas en centenares de autobuses provistos de avituallamiento, copó las gradas y el ruedo del recinto taurino horas antes de la cita, para celebrar la entrada de sus líderes.
Abanico, sombrero, camiseta -todo en monocromo azul-, bocadillo y botellín de agua, integraban el pack de animación y supervivencia destinado a una congregación entregada a pedir la dimisión del jefe del Ejecutivo a lo largo y ancho de la espera.
A éste último fin, convertido casi en el eslogan central del encuentro, se dedicaron pancartas, gritos e incluso prendas de vestir al político leonés: el concejal de una pequeña localidad lucía en su vestimenta un lema lo suficientemente explícito como para dar a entender lo mucho que afecta Zapatero a su vida sexual.
«Un gran dirigente que tiene mi amistad»
Ya metido en vereda, el líder del PP sostuvo que el número uno de la Generalitat y candidato a la reelección, Francisco Camps, es «un gran presidente» y que tiene todo su apoyo, el del PP al completo y su «amistad sincera». Rajoy añadió que ése es el veredicto de los ciudadanos de la región, porque a su anfitrión han votado y seguirán votando la mayoría de sus paisanos «en libertad», y «porque quieren».
Tras estas declaraciones, el dirigente conservador proclamó al líder levantino, de quien no había dicho casi nada hasta este tramo de la intervención, 20 minutos después de haber subido al escenario, que tiene su «amistad sincera», y que él lo sabe, aparte de la adhesión del PP y de la ciudadanía.
Además, el político gallego se comprometió, siempre y cuando alcance La Moncloa, algo de lo que se mostró seguro, a abordar con la Comunidad Valenciana todos aquellos asuntos que, según Camps, el actual Ejecutivo ha empleado para perjudicar al territorio, como el agua, un modelo de financiación o la dotación de más infraestructuras.
Por cierto, la casa de apuestas BetVíctor permite pujar por el color de la corbata que llevará al votar el líder del PP. Igual emite su sufragio sin esa prenda…
