Un día después de que Mariano Rajoy explicara en Bruselas los dos puntos de desviación del déficit que sufrirá España, y que los Veintisiete especularan sobre la posibilidad de que la UE accediera a su flexibilización como medida excepcional, el presidente popular se desmarcó de todos y sorprendió anunciando que éste cerrará el año en el 5,8 por ciento del PIB, lo que, añadió, respeta tanto la normativa comunitaria como el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
En la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo, el líder del Ejecutivo indicó que la deuda pública ya se ha disminuido un 1,5 por ciento -el equivalente a 15.000 millones de euros- con las medidas adoptadas en diciembre, y que la reducción total para este año será del 3,5 por ciento desde el 9,3 en que cerró en 2010, lo que implicará una bajada adicional de 12.000 millones de euros en los próximos Presupuestos, que se aprobarán a finales de este mes.
Rajoy afirmó que no cree que esta cifra, superior al 4,4 por ciento comprometido por el anterior Gobierno, vaya a perjudicar a España ni en los mercados ni en las emisiones que haga el Tesoro, porque «lo que están percibiendo es la voluntad del país de reducir el déficit público». «Este Gobierno tiene la virtualidad de que no hace anuncios, sino que toma decisiones que se plasman en el Boletín Oficial del Estado», añadió.
A pesar de ello, afirmó que el objetivo del Ejecutivo es cumplir con el 3 por ciento de déficit público en 2013, como establece el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
El presidente, que calificó esta decisión del Gobierno de «sensata y razonable», defendió que no se la ha comunicado ni a la Comisión Europea ni al resto de Estados miembro porque forma parte del ámbito «soberano» de España.
Según explicó, el Gabinete se ha limitado a cumplir con el procedimiento «habitual», esto es, la aprobación en el Consejo de Ministros del nuevo cuadro macroeconómico, el objetivo de estabilidad y el techo de gasto de los próximos Presupuestos.
A continuación, indicó que el plan de estabilidad, «donde irá todo», se presentará a la Comisión Europea en abril, para que sean evaluados en mayo, antes de que el Consejo Europeo tome la última decisión en junio. «Lo que hemos hecho es cumplir los procedimientos, lo que hacen todos los países», reiteró, para añadir: «Veremos qué presentan los demás».
Garantías
Rajoy informó de la decisión después de que la Unión Europea avisara a España de que sufrirá el castigo de los mercados, en forma de un nuevo aumento de la prima de riesgo, si no cumple el objetivo de déficit pactado con Bruselas (que obliga a un recorte del 8,5 al 4,4 por ciento este año). No obstante, tanto la canciller alemana, Angela Merkel, como el presidente francés, Nicolas Sarkozy, aseguraron haber recibido garantías del líder popular de que cumplirá sus compromisos.
El anuncio de Rajoy provocó un fuerte malestar en el Ejecutivo, que considera que el cumplimiento del déficit en los países en riesgo, como España, es «fundamental para reforzar la confianza».
«El Gobierno intenta invertir la carga de la prueba» al plantear un nuevo objetivo sin haber aclarado las razones del desvío en 2011 ni los recortes en los presupuestos de 2012, señalaron diversas fuentes comunitarias.
«Primero hay que aclarar el desvío, porque la falta de control es lo que asusta al Ecofin», afirmaron estas fuentes, que consideran insuficientes las explicaciones que el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, dio al Eurogrupo el pasado jueves.
«Es necesario que mantengamos los objetivos presupuestarios. Si no lo hacemos de forma coherente, seremos castigados por los mercados», avisó el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, al término de la cumbre al ser preguntado por los casos de España y Países Bajos.
Mensaje de optimismo
Minutos antes, tanto el presidente español como el resto de los líderes de los otros 24 países de la UE -todos salvo el Reino Unido y la República Checa- firmaron el nuevo Tratado promovido por Berlín que obliga a endurecer la disciplina fiscal.
Al cierre de la cumbre, los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete lanzaron un mensaje de optimismo al sostener que la UE está «pasando la página de la crisis financiera que habría podido llevarse por delante la zona euro y toda Europa», gracias sobre todo a la actuación del Banco Central Europeo (BCE).
No obstante, la canciller alemana, Angela Merkel, fue más cauta al advertir de que «los próximos dos años serán cruciales».
