Cansado de que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero no solo no ponga soluciones a los problemas más importantes del país, sino que desconcierte a los ciudadanos con sus medidas, el presidente del PP, Mariano Rajoy, aseguró ayer que la «urgencia» de España es tener un Ejecutivo «con criterio, no con 10», que respete la seguridad jurídica, que cree certidumbre, que tenga un plan financiero y «capaz de gestionar la economía y generar riqueza y bienestar».
En la clausura de la convención popular de Galicia, Rajoy dijo que la nación tiene «fundamentalmente un problema de competencia», por lo que insistió en la necesidad de que tener un Gobierno «serio» y capaz de gestionar la economía.
El gallego sostuvo que «el problema más importante» en el país es el desempleo y que el PP dedicará los próximos cuatro años desde las Administraciones que dirige, «como mínimo», a combatirlo.
En cualquier caso, agregó que «el grueso» de las políticas económicas y de empleo son del Ejecutivo central y aseguró que los 4,7 millones de desempleados son «la plasmación gráfica de la ineficacia absoluta» del Gabinete socialista.
«Las autonomías y los ayuntamientos pueden ayudar, incluso a un Gobierno al que es imposible, pero el grueso de las competencias es de Moncloa», concluyó.
El líder conservador apuntó que le pareció «sorprendente» ver al Ejecutivo y a los sindicatos «celebrar con grandes fotos» el recorte de las pensiones y reivindicó «otra política», ya que, en su opinión, Zapatero ha hecho «el mayor recorte de derechos en la historia de la democracia porque no ha sabido gestionar la economía de los españoles».
Rajoy mostró también su oposición a la nacionalización de las entidades financieras, ya que «no es época de bancas públicas», aunque indicó que su partido está dispuesto a colaborar con el Gobierno «para hacer las cosas bien» en la reforma del sistema financiero.
En opinión del popular, con tres cambios en un año se genera «más desconfianza» porque transmite que no se sabe qué se quiere hacer. «La prioridad es sanear balances y ayudar a las entidades financieras que los hayan saneado. Que haya competencia, no un país con tres o cuatro entidades, porque la competencia es sana y buena y acerca el crédito», sostuvo.
Y continuó: «No queremos una reforma de las cajas que suponga un nuevo varapalo al crédito. Y la exigencia de capital puede provocar esa situación», manifestó.
También cargó contra los que «se radicalizan porque creen que así consiguen votos» y reiteró que España necesita una gestión de la economía. Para lograrlo, dijo, hacen falta inversión y para eso es preciso «dinero y confianza».
Según Rajoy, la confianza se consigue con un «Ejecutivo serio, aunque no te guste, pero por lo menos serio. Poder decir: le reconozco entidad para ser un Gobierno» y también con reformas, pero que «no cambien cada media hora: aunque no te guste, mejor una regla de juego mala que la ausencia de reglas de juego» porque eso lleva a «las rectificaciones, los bandazos y el cortoplacismo».
El jefe del principal partido de la oposición demandó un plan de austeridad, una ley de estabilidad presupuestaria, fijar un techo de gasto a las comunidades y a los ayuntamientos, un modelo laboral «más flexible» y «energía nuclear». «Desde que llegaron, la luz no para de subir. Han hecho sectarismo y demagogia», sentenció.
