El Adelantado de Segovia
domingo, 14 diciembre 2025
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Sociedad
  • Actualidad
  • EN
El Adelantado de Segovia

Quinto Centenario de la Escuela de Salamanca: Domingo de Soto

por Félix García de Pablos
16 de noviembre de 2025
FELIX GARCIA DE PABLOS
Compartir en FacebookCompartir en XCompartir en WhatsApp

Que no nos quiten los bancos

De murallas, muros, fronteras y ciudadanía

El relevo en la UCO influirá en las investigaciones

Durante seis largas jornadas del mes de septiembre de 1526, un joven doctor formado en Paris, prácticamente desconocido en la Universidad de Salamanca, realiza los ejercicios de oposición a la cátedra vacante de Prima de su Facultad de Teología. Francisco de Vitoria obtuvo esa cátedra y juró sus estatutos ese mismo mes, y a partir de ese momento comienza uno de los períodos de producción intelectual colectiva más brillantes la historia de Europa, conocido como la Escuela de Salamanca. A Francisco de Vitoria, le seguirán pronto otros nombres ilustres como Domingo de Soto, Melchor Cano y Diego de Covarrubias.

Tomás Aquino.
Tomás Aquino.

El año 2026 se celebrará el quinto centenario de la fundación de la Escuela de Salamanca, una ocasión ideal para reivindicar su legado y divulgar su pensamiento, por lo que el Ayuntamiento de Segovia debería organizar con las universidades de nuestra ciudad unas jornadas de homenaje a Domingo de Soto el próximo año, como cofundador de la referida Escuela, sin perjuicio del ciclo de conferencias programado por la Academia de San Quirce.

Domingo de Soto se encuentra entre los primeros y más geniales tratadistas del Derecho de Gentes y del Derecho Internacional. El maestro Fray Domingo de Soto nació en Segovia en el año 1495, su nombre de pila era Francisco que cambió por el de Domingo en 1525, al profesar en la Orden Dominica. Con su maestro de latinidad de Segovia, Juan Oteo, se trasladó hacia el año 1510, a la Universidad de Alcalá, y allí continuó estudiando Humanidades otros dos años. Entre 1512 y 1513 comenzó la carrera de filosofía, bajo la dirección de Santo Tomás de Villanueva, una Universidad Complutense organizada por Cisneros bajo el molde de la Sorbona.

Domingo de Soto aspiraba a los grados de París, en donde dos segovianos, los hermanos Luis y Antonio Coronel, se encuentran entre los principales maestros como profesores en el Colegio Monteagudo, del que Antonio era el rector. Sin embargo, Domingo de Soto prefirió el colegio de Santa Bárbara y estudió bajo la dirección de Juan Lorenzo Celaya, uno de los mayores maestros junto con el aragonés Gaspar Lax de Cariñena y el escocés Juan Mayor. Con su nuevo título de maestro en filosofía comenzó a enseñar en Paris, donde también había conocido a Fr. Francisco de Vitoria que explicaba a Santo Tomás de Aquino en el Convento de Santiago y simpatizaba con el humanismo renacentista. Sin embargo, al terminar el segundo año de Teología, Domingo de Soto abandona la Sorbona y vuelve a Alcalá.

Al comenzar el curso del año 1519-1520 figura entre los estudiantes de la Complutense y el 7 de enero era admitido en el Colegio de San Ildefonso. Soto preparaba sus grados en Teología, tras diez años de ejercicios y tras haber pasado los cuatro actos solemnísimos, coronados con la “Alfonsina” en Alcalá y la “Sorbónica” en París, consiguió el título de doctor en Teología en 1524. No obstante, marchó a Burgos y pidió el hábito de Santo Domingo, en el célebre convento de San Pablo, en donde Vitoria había profesado veinte años antes.

En 1525, a raíz de su profesión, Domingo de Soto entraba en el Convento de San Esteban de Salamanca, comenzando su labor docente entre los estudiantes de San Esteban. Un año después, el 7 de septiembre de 1526, Fr. Francisco Vitoria sucedía a Fr. Pedro de León en la cátedra Prima de teología. El Maestro Francisco de Vitoria y su discípulo Domingo de Soto, unidos por el mismo hábito, labraron aquel Siglo de Oro de la teología y el derecho, de la filosofía y la mística, alumbrando la nueva ciencia del Derecho de gentes y del Derecho Internacional.

En 1532, Domingo de Soto ganó por oposición la cátedra de Vísperas de Teología, entrando a formar parte del claustro universitario más famoso de España, de modo que, con Vitoria y Soto, la doctrina de Santo Tomás de Aquino se convierte en el Alma Mater de la escuela salmantina. Domingo de Soto se ocupa de cuestiones teológicas, filosóficas, jurídicas y hasta políticas.

El 23 de marzo de 1545 Domingo de Soto hacía un paréntesis en su labor de cátedra para asistir al Concilio de Trento en calidad de Teólogo del Emperador Carlos V. Además de sus frecuentes e importantes intervenciones en las sesiones sinodales, dedicó a los padres reverendísimos su famoso tratado De Natura et gratia.

Interrumpido el Concilio por su traslado a Bolonia, Domingo de Soto ocupó el cargo de confesor del citado Emperador. Solo año y medio pasó en la corte imperial y a principios de 1550 Domingo volvió a Salamanca. Fr. Melchor Cano, sucesor de Vitoria en la Cátedra de Prima de la Universidad, fue promovido al Obispado de Canarias, quedando vacante la cátedra. La autoridad y el prestigio de Domingo de Soto se impusieron, estudiantes y profesores le pidieron que regentara aquella cátedra. El 27 de septiembre de 1552 Domingo de Soto ocupaba la Cátedra de Prima de la Universidad de Salamanca, la más encumbrada.

Durante los siguientes cuatro años Domingo de Soto se dedicó a la enseñanza, fruto de la cual es su obra maestra, la más famosa entre las suyas, De justitia et iure (1553-1554), que dedica al Príncipe Carlos, heredero de Felipe II.

En abril de 1556, se jubiló definitivamente de la enseñanza universitaria, pero sin dejar de trabajar y sin desfallecer, hasta su fallecimiento el 15 de noviembre de 1560.

Su obra teológica y su profundísima filosofía jurídica ha colocado a Domingo de Soto entre los primeros y más geniales tratadistas del Derecho de Gentes y del Derecho Internacional, comenzando a escribir desde el principio de su carrera docente. En cuanto a su producción filosófica, el primero de todos los libros que Soto mandó a la imprenta fue el de las Súmulas en 1529 asumiendo el sistema de Santo Tomás de Aquino y convirtiéndose en una figura de la escuela teológica del siglo XVI, de la nueva escolástica. Discípulo así reconocido de Aristóteles y de Santo Tomás de Aquino.

La segunda obra filosófica de Domingo de Soto, en el orden del tiempo, fue la Dialéctica, que constituye en un gran tratado de filosofía a propósito de los libros de Aristóteles sobre Lógica, sin descuidar su comunidad de la que fue prior tres veces (enero de 1540-diciembre de 1542; diciembre de 1544-mayo 1547; y abril-noviembre de 1550) y las necesidades de los pobres.

Casi no había terminado la impresión de la Dialéctica, cuando ya estaba Domingo de Soto ocupado en la publicación de su Cosmología comprendida en dos obras, una en forma de Comentarios y la otra en forma de Cuestiones, señalando Pierre Duhem en su estudio sobre los precursores de Galileo, que el segoviano había descubierto sesenta años antes que Galileo las leyes de la caída de los cuerpos.

Fr. Francisco de Vitoria y Fr. Domingo de Soto son los grandes restauradores del tomismo en España, al mismo tiempo que Soto en su obra teológica De natura y gratia trituró las doctrinas protestantes de la justificación, armonizando también la tradición y el progreso, la investigación y la formación de la juventud escolar. El Papa Alejandro VI en las llamas Bulas Alejandrina de 1493 certificó la división de las tierras conquistadas entre España y Portugal. La intención originaria de las Leyes de Burgos de 1512 fue ofrecer protección jurídica a los indios, aunque continuaron los abusos del sistema de encomiendas denunciados por Fray Bartolomé de las Casas. Sin embargo, Juan Ginés de Sepúlveda, cronista imperial, defendía su tesis en su tratado Sobre las Causas justas de la guerra contra los indios, y contraria a la guerra justa por Francisco de Vitoria. Se formaron las Juntas de Valladolid para dirimir la controversia, eligiendo a Domingo de Soto para realizar el Sumario de la cuestión a dilucidar. Domingo de Soto abordó el tema en su obra De dominio en el curso 1534-1535, concluyendo que los españoles no podían adquirir derecho sobre los infieles y someterlos a la fuerza, dado que eran seres libres.

Domingo de Soto abordó también el derecho de gentes en su obra, considerándolo un derecho fundamental que, aunque basado en la razón, es aplicable a todas las comunidades y pueblos, derivado del derecho natural. Su pensamiento se centró en la justicia social, defendiendo los derechos de los más desfavorecidos, incluyendo la obligatoriedad de dar limosna a los pobres, y analizando la distinción entre propiedad (dominium) y derecho, argumentando que el dominio debe estar siempre supeditado al bien común. En efecto, la Causa de los Pobres es quizás la obra más pequeña del Domingo de Soto, donde une esa causa en relación con la justicia, con el derecho natural y con el Evangelio, al mismo tiempo que orienta la asistencia social a los pobres, mediante su inscripción y su distribución en parroquias, creando una especie de un banco de alimentos para su distribución, lo que acredita un comportamiento personal ejemplar del ilustre segoviano.

Compartir en Facebook122Compartir en X76Compartir en WhatsApp
El Adelantado de Segovia

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

  • Publicidad
  • Política de cookies
  • Política de privacidad
  • KIOSKOyMÁS
  • Guía de empresas

No Result
View All Result
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Sociedad
  • Actualidad
  • EN

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda