La absolución de la estadounidense Amanda Knox y el italiano Raffaele Sollecito, dos de los tres acusados por la muerte de la joven británica Meredith Kercher en 2007, no ha hecho otra cosa que abrir las dudas sobre quién fue el verdadero culpable del asesinato de la inglesa, de 24 años, en la ciudad italiana de Perugia, donde se encontraba estudiando gracias a una beca Erasmus.
La familia de la fallecida, tras conocer la sentencia del juez encargado del caso, que decidió el pasado lunes liberar de los cargos a Knox, compañera de piso de Meredith, y a Sollecito, entonces novio de la inculpada, reclamó que «se busque la verdad» sobre el caso, ya que el fallo de hace dos años «ha sido totalmente anulado» y, por ello, «ahora nacen nuevas preguntas. Si Rudy Guede (único implicado en el crimen) no estaba solo, pero con él no estaban ni Amanda ni Raffaele, ¿quién estaba aquella noche?», se cuestionó el hermano de Kercher, Lyle.
Guede, un joven marfileño que ahora se ha convertido en el único culpable de la muerte y que permanece en la cárcel, reconoció haber ayudado a matar a la británica durante «un juego sexual», pero siempre defendió que la pareja, hoy libre, fue la ejecutora del asesinato. Curiosamente, fue condenado a 16 años de prisión por ser «cómplice», mientras que Knox y Sollecito, sobre los que caían penas de 26 y 25 años respectivamente y que el pasado lunes se enfrentaban a una imposición de cadena perpetua, están hoy en la calle tras una estancia de cuatro años entre rejas.
Por eso, los familiares de Meredith solicitaron, inmediatamente después de conocer la sentencia, que se «esclarezca la verdad», por lo que apoyarán a los fiscales, que presentarán un recurso al Tribunal Supremo italiano.
«El lunes fue un día muy triste» para los Kercher, aseguró Lyle, porque la sentencia «ha dejado sin respuestas muchas preguntas» sobre quién asesinó a su hermana. «Seguimos teniendo confianza en el sistema jurídico italiano», agregó. «Nosotros no queremos que personas inocentes vayan a la cárcel, pero también sabemos que se tardará en saber la verdad», concluyó.
Ajena a todas las declaraciones que se han formado a partir de la sentencia y con una más que comprensible sonrisa en su rostro, Amanda Knox puso tierra de por medio y viajó a su Seattle natal, después de cuatro años de ausencia. Antes de partir, agradeció en una carta las muestras de apoyo recibidas por los italianos, que «me han dado la mano y me han apoyado a pesar de las barreras y las controversias».
Mientras, Raffaele Sollecito, tras salir de la cárcel de Terni, viajó con su padre en coche hasta el pueblo de su familia, Giovinazzo, en la región sureña de la Apulia.
Pero ambos deberán volver a Perugia, ya que está previsto que los abogados de Guede pidan reabrir el caso tras el fallo del tribunal.
