La torre del Big Ben está inclinándose amenazadoramente hacia el Parlamento británico mientras el Palacio de Westminster se está hundiendo en el río Támesis, según informaron esta semana los medios británicos.
Una comisión de la Cámara de los Comunes analizará un estudio que baraja dos posibilidades para revertir estos dos procesos: mover a los diputados para acometer unas obras que podrían costar 1.200 millones de euros o vender el edificio a un consorcio chino o ruso.
Sin embargo, un portavoz del organismo aseguró que no existe dicho documento, y que la junta se reunirá para discutir sobre la renovación del edificio. Actualmente, el Big Ben se inclina unos 96 centímetros a la izquierda.
El profesor John Burland, un experto arquitecto que trabajó en el mantenimiento de la Torre de Pisa en Italia, aseguró que la atalaya tardaría unos 10.000 años en llegar a un ángulo de inclinación por el que habría que preocuparse.
El experto añadió que los trabajos durante la década de 1990 en la línea de metro que pasa cerca del monumento y las obras recientes en un aparcamiento subterraneo cercano no han provocado daños: «Cuando comencé a trabajar en la remodelación era obvio que se estaba inclinando».
Asimismo, destacó que el desnivel se encuentra en una primera etapa, ya que no hay ninguna rotura en la fachada y que esta desviación podría haberse producido durante su construcción (1859) y que después fuese compensada.
Burland también desechó la idea de que el Parlamento se esté hundiendo en el Támesis, mientras el portavoz de la comisión rechazó que las paredes del Palacio de Westminster estén rompiéndose, lo que provocaría agravar la inclinación del Big Ben.
