Viendo a Bill Wyman y a los componentes de su grupo sobre el escenario, uno se imagina a un grupo de otoñales jubilados anglosajones sentados en torno a la barra de un bar degustando unas pintas de cerveza en una agradable conversación. Las primeras notas que surgen de sus instrumentos despejan cualquier tipo de duda en torno a la vitalidad de un grupo creado por el bajista de los Rolling Stones con la única pretensión de divertirse concierto a concierto empleando para ello el estilo y la forma de entender una música inmortal que les ha hecho inmortales.
El ciclo ‘Acústicos’ del Teatro Juan Bravo pudo contar por fin tras varios intentos fallidos con Bill Wyman y su grupo, los Rythm Kings, que pusieron el mejor cierre posible a esta atractiva propuesta a la que deseamos que los anunciados recortes presupuestarios no mermen su capacidad de sorprender y epatar a los espectadores ofreciendo formas diferentes y atractivas de música contemporánea sin artificios.
En un abarrotado recinto al que se retiraron las butacas del patio, Wyman y su banda ofrecieron una memorable actuación con el blues como principal protagonista donde no faltaron piezas clásicas de autores que han hecho grande este género. El espiritu de Ray Charles, Muddy Waters o Robert Johnson pasaron por el escenario de la mano de una banda capaz de leer y después interpretar con absoluta fidelidad la cantidad de matices que ofrece. Para ello sólo es necesario rodearse de los mejores músicos posibles para ello. Seguramente, muchos tardaremos en olvidar la sección de vientos compartida por Frank Mead y Nick Payn, absolutamente genial y con un acendrado sentido del espectáculo, al que no son ajenos el resto de sus compañeros, a excepción de Wyman, aferrado al bajo y con una actitud hierática a lo largo de todo el concierto. Distante en principio, su leve sonrisa era lo único que daba a entender que lo estaba pasando al menos tan bien como el resto de su banda, y tan sólo intervino en una ocasión como solista para cantar “You never can tell”, aquella canción que popularizaron Travolta y Uma Thurman en su sensual baile de “Pulp Fiction”.
Sin lugar a dudas, valió la pena esperar para presenciar un concierto energético, cargado de buena música y de virtuosismo, que nos hace esperar anhelantes la próxima edición. Además, les garantizo que ninguna de las canciones del concierto de ayer será escuchada nunca en Eurovisión. Así nos va.
