Me dispongo a pensar. Y es que no me centro y así es imposible hilvanar la aguja. Se me va el hilo por ‘toas’ partes, menos por la del agujero donde ha de entrar la hebra. Me lo he dicho mil veces:
-‘Si no tienes, si no encuentras, si lo que encuentras no vale… ¡pa qué te pones!
Con lo fácil que debe ser –si es que fácil resulta-, juntar letras y escribir de política y sus consecuencias. Ejemplos:
-De políticos y de los cuñaos.
– De otros familiares hasta el decimoquinto grado de consanguinidad o afinidad.
-Describir el lugar donde comen, lo que comen… Qué ‘chorizo’ es el que paga el/al chorizo, quién…,
¡Anda que no hay tela! ¿Y si se amnistían?… A ver si sé explicarlo:
-La amnistía es como bautizarse unos a otros, u otros a unos. O lo que es igual, contar las gallinas que entran por las que salen.
Que a lo peor hay más cosas. Pero lo que desde lo alto del puente de Aranda distingo es eso.
Sin embargo cosa diferente es entender ‘lo’ del Senado. Y es que este es, es… por definición que no sé definir, diferente. Se situó en la ‘vertical’ de la Puerta de Alcalá, y ahí está, ‘viendo pasar el tiempo’.
Y está el Congreso ¡ay el Congreso! Lugar donde los entrenadores de fútbol tendrían mucho que enseñar a la ‘bancada’ sobre el ‘tuya, mía’. Al igual que los árbitros, que entrarían para ‘regular’ los aplausos de unos y los abucheos de otros. Pues se producen ambos (abucheos y aplausos) al mismo tiempo en el mismo lugar y acaba aquello como antaño la zona del gallinero de nuestro cine Cervantes.
Digo yo que con un equipo arbitral, nombrado acorde con el saber, podrían llegar a moderar el zapateado, aplausos, abucheos, silbidos, sonrisas y hasta las lágrimas de emoción de quienes se ‘afanan’ por mejorar el día a día, es un decir, de los ‘paisanos’ de afuera.
Un hemiciclo bien dirigido por árbitros consecuentes, que no tengan en su ‘currículo’ el haber leído de jovencitos ‘El Guerrero de Antifaz’, ni haber dirigido el tráfico en el mercado del vendo, compro, cambio… serían la solución para que la ‘balanza’ no estuviera desequilibrada.
El espectáculo es ‘fantástico’ para quienes luego lo describen. Bien podrían comenzar sus escritos, sin miedo a equivocarse, con la letra de aquella canción: ‘unos decían que sí, otros decían que no’. Que seria equiparable a lo que sucede aquí juntito al Acueducto y desde hace ‘medio siglo’, con la avenida del ‘doble sentido’: Padre Claret o del desastre.
Perdón. Que me dice el de aquí al ‘lao’ que árbitro sí que hay, pero que no le dejan dirigir con silbato. Mas la impresión que yo tengo –segura y manifiestamente equivocada-, puede estar en la definición de la frase: ‘Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor’ (1). Y, claro, los que reclaman penalti y juego limpio, se enzarzan (sin BAR/VAR ni copa de esperituoso de por medio), con los que tienen el viento (‘arbitraje’) a favor, y que por eso se arma la ‘marimorena’ y el rosario de la aurora juntos.
¡Lo que sale del ‘parlamento’, oiga! Sustancia, lo que se dice sustancia no tiene ni para ‘engordar’ un cocido, pero malos modos… insultos, líos constantes, ‘barrizal’ hasta el cuello, recuerdos ‘elegantes’ a los familiares… conforman un espectáculo edificante… ¿hay árbitro para tanto? ¡Qué quieres que te cuente, limeña!
Dejo constancia de que aquellos que se sientan, se levantan, vuelven a sentarse, aplauden, gritan, abuchean… forman el equipo de quienes ¿representan? al pueblo.
¿Y si les digo que llamen a la ‘puerta’ del ‘señor’ Google y pregunten por el Conde de Romanones (Álvaro Figueroa y Torres), y lean el cuándo y por qué pronunció la que pudiera ser la más célebre de sus frases (2), lo harían?
Permítanme ¿Es España, por ventura, país con 46 millones y pico de habitantes, donde no hubo, hay ni habrá ni un solo problema por resolver de los muchos que podríamos presentar los ciudadanos, y que por ello el Parlamento (Congreso de los Diputados), donde habitan 350 congresistas, ve cómo estos se dedican al ‘tuya/mía’ con olvido total de los que están fuera? Es decir, de nosotros.
Ya, ya sé que es un tontería pedir peras al olmo, porque peras no habrá ni el aceite bajará de la ‘nube’ donde le han subido.
¿Saben lo peor de todo lo descrito? que no se ve intento ni salida alguna para cambiar el rumbo. No hay ni habrá nadie que pueda/quiera poner el cascabel al gato (3) Ni lo sueñen. Es la ‘p…’ ideología’, el ´digno´ salario y el sillón lo que les mantiene obnubilados y alejados de la realidad.
Nota de autor. La mancheta que antecede al título de este escrito hoy se queda sin tema. Me apetecía cambiar de ‘café’. Perdonen las molestias.
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(1) “Ni quito ni pongo rey… pero ayudo a mi señor.” Tiene sus orígenes en la España medieval, durante el reinado de Alfonso X. En ese período se utilizaba para expresar la neutralidad, o no, de una persona en temas políticos o conflictos de poder.
(2) Cuando el Conde de Romanones fue propuesto para la Real Academia, le sugirió alguien que hiciese una visita de cortesía a todos los miembros de la Institución encareciéndoles su apoyo, porque esa era la costumbre. Cumplimentó ese requisito y todo el mundo le aseguró que su voto sería para él. Tras votación y recuento su secretario en un aparte le dijo:
-‘Excelencia, traigo malas noticias: no hemos salido’.
-‘¿Cómo es posible? Pero si tenía garantizada la elección…’
El funcionario se encogió de hombros.
-Pero entonces –quiso saber- ‘¿cuántos votos he tenido?’
-Ninguno, excelencia. El político se quedó pensativo, y volviéndose hacia su ayudante comentó:
– ‘¡Que tropa, joder, qué tropa! concluyó.
(3) ‘¿Quién pone el cascabel al gato?’: Alude a la dificultad o imposibilidad de realizar algo por ser peligroso. Expresa la falta de voluntarios para tomar una determinación provechosa para todos, porque su puesta en práctica resulta muy arriesgada.
