Al hablar del holocausto, de la barbarie nazi, de los guetos y los campos de concentración, del exterminio judío y de todas las atrocidades que acaecieron a causa del fascismo durante la II Guerra Mundial, son muchos los que consideran que todo eso es cosa del pasado, una historia lejana que ya no interesa a nadie.
Sin embargo, en el recuerdo de lo que pasó, en el conocimiento de esa página vergonzosa de la historia, radica la esperanza de evitar que algo así vuelva a suceder. En la educación está el poder para que pase no de nuevo, aunque Europa haga oídos sordos a las señales.
“Denunciamos con gran preocupación la desintegración de los valores democráticos en los países de Europa y del resto del mundo y la recuperación de discursos populistas, nacionalistas, racistas, antisemitas y xenófobas, cuando no abiertamente fascistas. Se construyen muros contra las personas que huyen del hambre y la guerra, se está respondiendo a las dificultades económicas y al desempleo con consignas nacionalistas, con la incitación al odio y hacia el extranjero y poniendo nuevos obstáculos para la libre circulación de personas”, lamentaba ayer Concha Díaz, vicepresidenta de la Asociación Amical de Mauthausen.
Incapaz de consentir este cambio de rumbo hacia las políticas fascistas, el Ayuntamiento de Segovia volvió a celebrar ayer el Día Internacional de la Conmemoración de las Víctimas del Holocausto, con un acto en La Alhóndiga marcado por el encendido de seis velas, en memoria de los grupos oprimidos y represaliados durante el nazismo.
La primera se enciende por los seis millones de judíos exterminados. La segunda, por los niños que murieron en las cámaras de gas. La tercera, por el pueblo gitano y los otros colectivos que también fueron perseguidos por los nazis. La cuarta, por las víctimas españolas de los campos de concentración. La quinta, en memoria de los justos y quienes a riesgo de su vida salvaron a los perseguidos. Y la sexta, por los supervivientes que rehicieron sus vidas.
Otros años participa en este acto un superviviente del holocausto, que cuenta su experiencia a los asistentes. Este año, sin embargo, participó en el homenaje Yoav Katz, portavoz de la Embajada de Israel, quien apuntó que “en los próximos años, lamentablemente, no habrá más supervivientes, más testigos en primera persona del holocausto y, por eso, a parte de los estudios y del hecho de que haya que ampliar este tema en las escuelas, estos actos [de recuerdo y homenaje a las víctimas] son de una gran importancia, una oportunidad para difundir las lecciones del holocausto, recordar lo que ocurrió y evitar que esto ocurra otra vez. Cuando el último superviviente nos deje, nosotros seremos su memoria”.
Recordó también Katz que “nuestra historia y el pasado que tenemos en común nos une, por eso hay muchos judíos que visitan la ciudad de Segovia y, por supuesto, el barrio judío, la sinagoga y el Centro Didáctico de la Judería. Pero es que en España hay cada año más de 200.000 israelíes. Por supuesto que cuando estamos aquí estamos hablando de la expulsión [de los judíos], pero también sobre el hecho de que hoy en día hay en España otra vez vida judía y por eso no solo tenemos un pasado en común sino también un futuro compartido”.
Tras el encendido de las velas y las palabras de Katz, el dúo Ditirambo interpretó ‘Kaddish’ de Ravel y Marifé Santiago leyó un poema. Los niños y jóvenes segovianos estuvieron presentes en este homenaje, a través de los estudiantes del CEIP Fray Juan de la Cruz y del IES María Moliner.
El acto terminó con un minuto de silencio en memoria de las víctimas del Holocausto.
