La mañana de Navidad suele ser una de las más ‘vagas’ del año. Con los excesos de la cena de Nochebuena todavía por terminar de procesar, a las diez de la mañana la mayoría de las ciudades no han terminado de desperezarse.
Pero desde hace más de 90 años, Segovia no forma parte de esas ciudades. La Carrera del Pavo ha visitado la ciudad desde el año 1935, y tan sólo una Guerra Civil y una pandemia han impedido su celebración. Y este año, árbol de Navidad de por medio en el centro del Azoguejo, también se celebrará con la organización del Club Ciclista 53×13, cuyos miembros se afanan en controlar ciclistas, público, megafonía y premios en una amalgama navideña que se ha hecho imprescindible para miles de segovianos que se agolpan en el Azoguejo y la calle Real, porque ver bajar a los ciclistas por Teodosio el Grande tiene poca ‘chicha’, y la calle Gazzola Ceretto es demasiado estrecho para que se sitúen demasiados espectadores.
La mecánica es una simpleza que asusta. Los ciclistas, de uno en uno, se lanzan calle abajo por Teodosio el Grande para coger impulso y, tras atravesar el Azoguejo, iniciar el ascenso sin poder utilizar la fuerza de sus piernas para propulsarse. Sencillo… y más que complicado, puesto que sólo los más avezados son capaces de llegar más allá de la Librería Cervantes, (con decir que un ganador de Tour como Pedro Delgado pone pie a tierra más o menos por esa zona…) y solamente un puñado de escogidos logran llegar a la meta situada en la plaza Adolfo Suárez, donde se ubica la Subdelegación del Gobierno. En caso de empate, que se suele dar, se celebra una carrera entre los que consiguieron llegar la primera vez, y el más rápido se lleva el pavo, el segundo el pavo, y el tercero la pularda.
UN ÁRBOL QUE LO COMPLICA TODO
Sin embargo, este año será algo más complicado el hecho de disputar esa hipotética final, porque la colocación de un árbol de Navidad en el centro del Azoguejo ha venido a poner un punto de dificultad añadida el recorrido. Tanto es así que la organización ha decidido bajar unos metros la salida para que los participantes no cojan demasiada inercia y, teniendo en cuenta que normalmente estas bicicletas no sólo van sin cadena, sino también sin frenos, evitar posibles accidentes contra el árbol, porque a pesar de que el Ayuntamiento ha situado unas balas de paja para evitar males mayores, los ‘males menores’, que ya los ha habido en ediciones anteriores sin ‘arbolitos’ de por medio, siempre suelen aparecer cuando la inercia, la esquina de Cándido y el suelo algo resbaladizo del Azoguejo coinciden.
La presencia del árbol de Navidad en el centro del Azoguejo vendrá a poner un punto más de dificultad a la prueba
Desde hace años, pensar en favoritos para la victoria siempre lleva a las mismas figuras. Hugo Sanz, dominador de la prueba desde hace varios años, Rafa Sanz, Marcos García, Miguel Martín o Iván Martín estarán delante, aunque no hay que olvidar a otros que también han mostrado interés en llegar a lo más alto. Y el interés se demuestra entrenando, porque esto de la bicicleta sin cadena no tiene más secreto que ese. En féminas el abanico puede estar algo más abierto, pero si Emma Alonso se apunta, tengan en cuenta su nombre como candidata a la victoria. Y no se puede olvidar a Pedro Delgado, que siempre está presente para celebrar la Navidad de esta original manera y, si nada se tuerce este año, también continuará con la tradición.
La carrera en sí comenzará a las once y media de la mañana, y desde una hora antes en el Centro de Recepción de Visitantes se abrirá el plazo de inscripciones, porque la prueba es tan abierta que cualquiera con ganas de probar hasta dónde puede llegar tiene la posibilidad de hacerlo. Ahora bien, que tenga en cuenta el descenso, el cambio de pavimento, el dichoso arbolito, la subida por la calle Real jaleado por miles de personas deseosas de que consiga acabar el recorrido de poco menos de 800 metros, y el suspiro multitudinario cuando ponga pie a tierra. Que lo hará.
