El paso de un tiempo apresurado e inquietante está aflorando —con cuentagotas‑ la actuación teatralizada del mago, del ilusionista de la Moncloa soltando conejos pardos y palomas negras de la chistera de una gobernanza cautiva por un puñado de votos, arañados por procelosos caminos que le condujeron hacia una investidura salpicada para otros cuatro años Sin embargo no fueron pocos ni livianos los compromisos que le apresaron para lograr sus fines que, al fin y al cabo, chocaban con el ordenamiento constitucional establecido y el rechazo popular y profesional por fraude de Ley que llegaba hasta una comprometida amnistía general para cientos de presos con condenas firmes que la Justicia —sobre todo— consideraba que con ella se pervertía el estado de Derecho, se atropellaba la constitucionalidad del país y se desdibujaba la separación de poderes donde se sustenta nuestra Democracia y la solidez de nuestro régimen. Cada vez —a medida que se van conociendo esos pactos obscenos— vienen siendo más y más graves los sometimientos que esos compromisos bochornosos vienen ajustando más los grilletes de Sánchez en una causa indecente. Pero ha llegado la hora de pagar esas hipotecas envenenadas.
Mas ante las constantes sorpresas cabe reflexionar acerca de las dificultades inconstitucionales con que se va a encontrar sin duda a la hora de dar cumplimiento a los compromisos escriturados. Porque, en este caso, no servirán para nada —como estamos viendo a diario— la argucia aplicada en otras ocasiones o ‘cambios de criterio’ para opacar subrecticiamente los compromisos adquiridos o promesas embargadas de obligado cumplimiento. Ahora, en cambio, precisamente por el rigor de los contratantes, no creo que sean de los que se conformen con unas bulerías de taberna que puedan diluir como un azucarillo en el agua lo pactado.
Es de imaginar cuántas noches sin dormir que tendrá que padecer el de la Moncloa desde el momento en que esos políticos que le apoyaron con la venta y rentabilidad de sus votos han empezado a exigirle ya el cumplimiento de los obscenos pactos escriturados, (amnistía general para cientos de presos con condenas firmes o pendientes de juicio, referéndums separatistas, reconocimiento de independencias, traspaso de competencias y gestión del Estado, dotaciones millonarias a la carta, gestión de la Seguridad Social y Hacienda, remoción de Ayuntamientos legalmente constituidos, ataques a la Justicia, violación institucional, reforma ad hoc del Código Penal y la propia Constitución, financiaciones a la carta, servicios ferroviarios, Policia y Guardia Civil, libertad de terroristas presos,etc.) con lo que para zozobra de Sánchez se resucita aquella muletilla de cierta época que creíamos olvidada “¿qué hay de lo mio?” . Y a partir de ahí, creo yo, ha comenzado un calvario que conduce a un Gólgota temporal en la Moncloa, que hará imprecisa y debilitada —si no angustiosa— la travesía de cuatro años que empezó con prepotencia y clamorosas ovaciones de palmeros de inquebrantable lealtad y, enfrente, con manifestaciones populares masivas de un pueblo airado no sectario que durante días llenó indignado calles y plazas de toda España. Y que sigue expresando su indignación preguntando ¿dónde está la Justicia u otras instituciones que frenen semejante deriva?
