Desde tiempos inmemoriales los hombres han celebrado el solsticio de verano, el día más largo del año que anticipa las cosechas y el tiempo de descanso. También es la noche donde se piden deseos, y se dejan atrás lastres. ¿Qué desean nuestros vecinos? ¿De qué quieren deshacerse?
El empresario Jesús Velasco, dice que “para una empresa de alimentación como la nuestra el mejor deseo es que se acabe el hambre en el mundo, y no para este año, sino para la eternidad. También que los políticos que nos dejen trabajar para ser cada día más competitivos y con una buena sanidad alimentaria. Y desearía ahora que está muy de moda la corrupción política, que seamos todos mucho más éticos no solo de palabra, sino también de actitud y cómo no, me desharía de todas las guerras y que no vuelvan nunca más”.
Desde el Colegio Oficial de Veterinarios de Segovia piden a las hadas de San Juan “un mundo sin guerras y sin hambre. Y nos gustaría deshacernos del Real Decreto 666/2023 sobre distribución, prescripción, dispensación y uso de medicamentos veterinarios” que les hace la vida muy difícil.
Mª José Tapia, presidenta de la Cámara de Comercio y CEO de Naturpellet pide para el año que viene “que viviéramos en convivencia, apoyándonos los unos a los otros y haciendo del mundo un lugar mejor para todos. Y desearía “quemar en la hoguera la inestabilidad, la incertidumbre y el egoísmo que parece que caracteriza últimamente al ser humano.
Jesús Castellanos, presidente de la patronal hostelera Hotuse desea “que la gente no se deje influenciar por el enfrentamiento al que nos somete la clase política. Que predomine el sentido común y la empatía, para vivir en paz y armonía. Y me desharía de las enfermedades y de la envidia”.
Javier López Martín, presidente de Eurocaja rural desea “que se elimine la exclusión financiera, la desigualdad de oportunidades que sufren muchos clientes en nuestro país y la falta de cercanía y trato humano que parte del sector financiero está llevando a cabo con motivo del cierre de oficinas y reestructuración de personal”.
Diego González, responsable de Zona en la empresa de elevadores Zenner desea “que se cumplan los proyectos que impulsan la innovación y el talento local. Y quemaría en la hoguera la burocracia que frena el crecimiento industrial”.
El vicerrector de la Universidad de Valladolid en Segovia, Agustín García Matilla pide a los duendes “que toda acción política sea ética y estética y respete los derechos humanos, los derechos de la infancia y sirva al bien común. Y quemaría en la hoguera los egos propios y ajenos, para servir a una vocación universal de “unicidad” respetando a todos los seres vivos y contribuyendo a la supervivencia del planeta en armonía con el universo”.
La coordinadora de la Fundación Juan de Borbón, Noelia Gómez, desea “que aprendamos, de una vez, a aceptar al que es diferente, porque desde ahí nace la paz, y solo así se acabarán las guerras que golpean tantos lugares del mundo. Y echaría a las llamas la frase “en Segovia no pasa nada” —porque pasa, y mucho. También quemaría el mito de que la cultura “no es para todos” o la de que “del arte no se vive”.
El empresario hostelero Justo Muñoz pide a las hadas “que las nuevas generaciones encuentren un mundo abierto con espacio para crear cuidar e imaginar sin límites. Que el futuro no se tema, sino que se celebre. Y arrojo a las llamas el miedo al cambio, lo nuevo a veces da vértigo, pero también es la puerta a algo mejor”.
Mercedes Calvo Tejedor, directora de residencia Himerol Cantimpalos quiere “que valoremos más a nuestros mayores que son fuente de sabiduría. Y pediría que desaparezcan las guerras y el hambre en el mundo”.
Rubén, de Gasóleos San Medel desea “paz, sin duda es lo que más anhela el ser humano y es importante tanto para nuestras familias como para nuestros negocios. Y si pudiera, eliminaría que el ser humano siga recurriendo a la violencia para resolver sus conflictos”.
Los comerciantes también se pronuncian. Desde Essan electricidad piden “un entorno laboral más cercano, comprometido y colaborativo. Innovación con sentido, al servicio de las personas. Un crecimiento responsable, con conciencia social y ambiental. Más diálogo, más escucha y más empatía. Bienestar, alegría y orgullo por lo que hacemos. Luz, oportunidades y nuevos comienzos para todos. Y quemamos en la hoguera el estrés que nubla las ideas. Las barreras que dificultan la colaboración. El miedo al cambio y la zona de confort. La indiferencia ante lo que merece atención. El desperdicio, la contaminación y la desconexión con el entorno. Las prisas que nos alejan de lo humano y todo lo que no nos permite avanzar.
Jimmy García, Brand Manager de The Olphactory desea “que aprendamos, como individuos y como comunidad, a vivir con más conciencia. Que cuidemos más de nuestro entorno, de nuestras emociones y de las personas que nos rodean. Que el aroma del presente —aunque imperfecto— nos invite a quedarnos un poco más en él. Y me gustaría dejar atrás el ruido. El exceso de velocidad, de comparación, de exigencia vacía. Que se queme la prisa que no deja ver lo esencial”.
Miguel Antona, director general de Innoporc “pediría el fin de las guerras. Que el entendimiento entre países sea más fuerte que los intereses que nos dividen. Que la diplomacia, el respeto y la empatía dejen de ser excepciones y se conviertan en normas compartidas. Porque solo en paz se puede construir un futuro en el que todos tengamos cabida. Y si pudiera quemar algo en la hoguera de San Juan, sería el odio que aún separa a los pueblos, los prejuicios que alimentan la desconfianza y los discursos que avivan enfrentamientos en lugar de tender puentes. Quemaría todo aquello que impide el diálogo entre culturas y que nos aleja de un mundo más justo y solidario”.
El presidente de la FES, Andrés Ortega, “desea para este año que salga adelante el proyecto del Puerto Seco de Segovia, y quiere deshacerse de la incertidumbre legislativa que impide a los empresarios hacer inversiones”.
Nora Yllanas, de la empresa alimentaria Tabladillo desea “que nunca falte ilusión y momentos para compartir, brindar y disfrutar del auténtico sabor de nuestra tierra segoviana… ¡y si es con cochinillo Tabladillo, mejor que mejor! Y echaríamos a la hoguera los miedos, las distancias y todo aquello que nos impida reunirnos con quienes más queremos … ¡que el fuego se lleve todo lo que no nos deja saborear la vida como merece!”.
También hemos preguntado a la alcaldesa de las fiestas Carla Vidal quien desea “que estas fiestas nos permitan compartir momentos inolvidables con familiares y amistades, que las disfrutemos con la mayor alegría y paz que se pueda”.
El solsticio de verano siempre ha supuesto un momento de cambio, de transformación, ahora que ya no vivimos tan pegados a la tierra y sus ritmos, todavía podemos conectar con lo telúrico y ver en el fuego purificador una excusa, otra más, para cambiar aquello que no nos gusta de nuestra vida en la noche más corta del año.
