Un año más, Guillermo Hermoso de Mendoza volvió a recibir el cariño de Cuéllar y cortó tres orejas en una tarde de figura que no se deja ganar la partida ni aún siendo su mejor actuación: dejó una faena vibrante y otra que le faltó altura. La dimensión y la rotundidad, sin acero, llegó de la mano del granadino Sebastián Fernández, que terminó paseando dos trofeos para acompañar al rejoneador navarro por la Puerta Grande. Completó el festejo el portugués Luis Rouxinol Jr, que en su faceta de ser el encargado de abrir la tarde cumplió con un trofeo y luego llegó a escuchar tres avisos. Se lidiaron toros de la ganadería lusa de Rosa Rodrígues, que contribuyeron al espectáculo.

Empezó con retraso el festejo dada las largas colas que se formaron tanto en taquilla como en los accesos. Con una buena entrada -también en el callejón-, la tarde comenzó al son del ‘Chúndara’, a cargo de la Banda de Cuéllar. Vestido a la federica, Rouxinol se presentó en el feudo cuellarano con el aval de Pablo Hermoso de Mendoza, al que brindó su primera actuación. Ante un astado bajo, corto de manos y armónico para rejones, el jinete luso mostró actitud, aunque estuvo un tanto impreciso en la monta de los caballos. Cuando pisó los terrenos, se encontró con toro que apretó y echó la cara arriba poniendo en aprieto a las monturas; lo que le llevó a optar por una puesta en escena efectista. Animó los tendidos con una serie de banderilleras al quiebro con emoción y finalizó de un rejonazo que cayó bajo y tuvo que emplear el verduguillo. Al final, paseó un trofeo.

Con el toro de la merienda, le costó al portugués animar al público. Tuvo que tirar de disposición para imprimir emoción con el cuarto y, en varias ocasiones, se dejó el astado hasta la montura -con imprecisión- para despertar el letargo. No lo vio claro con el rejón de muerte y se produjo un esperpento al quedar muy entero el toro y no haber ejecutado la suerte con tino ni criterio. Los tres avisos salvaron un trance amargo que pudo convertirse en un cataclismo.

El segundo salió rebrincado y con brío. Hermoso de Mendoza comenzó amoldando las embestidas del ejemplar de Rodrígues para buscar pulcritud en la colocación de rehiletes al quiebro a lomos de ‘Navegante’. Muy torero, expuso en exceso hasta que el astado terminó por pararse. Enterró el acero tres cuartos y, tras un golpe con la cruceta, cortó una oreja.

El quinto de la tarde -ya de la noche- marcó las querencias del encierro y Hermoso de Mendoza erró en dos ocasiones con el castigo. Mejoró y entonó su actuación con las banderillas largas y cortas frente a un ejemplar muy desgastado. Rejonazo efectivo y, sin ser su faena más redonda en Cuéllar, la gente, muy cariñosa y empática con él, reclamó el doble premio, que fue concedido. El jinete navarro dio la vuelta al ruedo pidiendo perdón.

DIMENSIÓN DE FERNÁNDEZ
Fernández tiró de garrocha a portagayola para domeñar las primeras embestidas del burel. A dos pistas lo llevó cosido con dominio y riesgo para firmar una faena importante y variada, que rápido encontró eco entre el respetable. Gran dimensión del rejoneador granadino ante un toro con tranco, recorrido, buena condición y transmisión. Terminó de encender los tendidos con cuatro banderillas cortas de mucho ajuste y se echó encima de su antagonista con la suerte del teléfono. No colaboró el astado en la suerte suprema y el trance se alargó en exceso con el uso del descabello; lo que empañó una actuación de altas cotas.

Ya con los focos como único atisbo de luz, Fernández cerró el festejo con otra faena relevante. De nuevo destacó a dos pistas y con piruetas y al violín volvió a encender los tendidos con un noble astado. La gente en pie. Un delirio. Las cuatro banderillas cortas terminaron de engrandecer su obra, que no pudo redondear con el acero. Fue al tercer encuentro, pero el público pidió las dos orejas. Tarde rotunda de Fernández, sin espada, que terminó saliendo en hombros junto a Hermoso de Mendoza por petición mayoritaria.
Ficha
Plaza de toros de Cuéllar. Cuarto festejo de feria. Alrededor de tres cuartos de entrada. Toros de Rosa Rodrígues, desiguales de presentación y juego.
Luis Rouxinol Jr., oreja y silencio (tres avisos).
Guillermo Hermoso de Mendoza, oreja y dos orejas.
Sebastián Fernández, silencio (aviso) y dos orejas.
