Como si de un candidato a ‘Operación Triunfo’ se tratase, se presentó para ver si tenía posibilidades. Fue en Navafría. Aquella mujer, rebosante de ilusión, tenía 98 años, y fue aceptada para participar en las clases e integrar el coro del pueblo. Y cantará, en la misma agrupación, con niños de tres años de edad. La anécdota la narró ayer el profesor José Ramón Bayón, para explicar el espíritu del programa “Aulas para convivir cantando”, el programa de la Diputación que utiliza la música “como estímulo de crecimiento personal” aunque también como “instrumento para la unión y convivencia social” en los pequeños pueblos de la provincia y con los de su alrededor, según explicó la diputada provincial delegada de Cultura, Sara Dueñas.
La quinta edición de este programa arrancó el lunes en Navafría, Pedraza y Torreval de San Pedro; y se desarrollará en otras nueve localidades más de la provincia —todas con menos de 400 habitantes—: Adrados, Cozuelos de Fuentidueña, Frumales, Sauquillo de Cabezas, Sebúlcor, Veganzones, Martín Muñoz de las Posadas, Martín Muñoz de la Dehesa y Juarros de Voltoya.
“En un principio, la propuesta era para facilitar el ocio y la convivencia, aunque cada vez más se avanza en la educación vocal y musical”, indicó Dueñas, quien precisó, además, que el número de participantes no ha cesado de aumentar, de los 150 en su primera edición, a los 268 del año anterior —70 varones y 60 niños menores de edad”.
Gracias a este programa, cada pueblo participante cuenta con su propia formación coral, que implica a todos sus habitantes, de todas las edades. El éxito del programa no solo radica en el aumento de los ayuntamientos participantes, sino también en la satisfacción del alumnado, que ha pasado de recibir una clase semanal de entre 60 y 70 minutos a acudir, en las últimas ediciones, a clases extras para grupos de voces concretas o actuar como agrupación coral en los propios pueblos.
Los casi 300 participantes de los 12 coros se unen después en dos actuaciones conjuntas; en Navidad —en un pueblo aún por elegir— y en el propio teatro Juan Bravo. Entre todos los alumnos, en cada edición surge, además, un coro de voces blancas o Escolanía, y formaciones corales con voces ‘seleccionadas’. En esta edición, como novedad, según precisó el profesor Bayón, el propósito es crear un coro solo integrado por mujeres, para desarrollar voces de soprano y contralto y poder interpretar obras específicas.
La Diputación ya ha firmado los respectivos convenios con los ayuntamientos de estas 12 localidades, que se comprometen a ceder un local para que se impartan las clases. La matrícula es 30 euros por familia, con independencia del número de miembros que se apunten, que podrán compartir con sus vecinos partituras, cantos y melodías.
