La gran mayoría de los pueblos –no solo de Segovia-, pierde población cada año. Y ha sido así a lo largo del tiempo y muchas centurias. Fue la despoblación la que inició el ‘cierre’ de los que ayer fueron y hoy ya no son. No quedó nadie y en algunos lugares ni los muros de las casas permanecen. El paso del tiempo les ‘quebró’ hasta su extinción. De ese concreto tema y sus nombres escribimos de pueblos y aldeas segovianas que un día fueron y hace mucho tiempo que dejaron de existir. Ya no son. (*)
Por comenzar por algún nombre propongo el de Acedillos. La primera aparición de la localidad es de 1752 en el Catastro de Ensenada. Fue un asentamiento medieval situado a poco más de 2.500 metros al noroeste de Fuentemilanos. Se ubicaba sobre un cerro y su repoblación llegó de una familia ¿mozárabe? llamada Al Azad. De aquello que fue, hoy no quedan ni los restos.
Otro de los núcleos de la provincia ya desaparecido fue Aguisejo. Sus primeros datos figuran en la Catedral de Sigüenza y en el obispado de Burgos, ambos del año 1136. Y, sin embargo, 34 años después, 1170 desaparece por completo. Lo único que ha quedado en el lugar es el nombre del río Aguisejo. En el recorrido del arroyo se encuentran Villacádima, Grado del Pico, Santibañez de Ayllón y Villacortilla, situado este último frente a Estebanvela.
Con respecto a la antigüedad de las referidas poblaciones, la iglesia de Villacádima data del siglo XII, al igual que la portada de San Pedro Apóstol de Grado del Pico. Dejar constancia también que el río Aguisejo se conoce así desde el Manadero de Grado del Pico ¿Podría ser esta localidad la precursora del poblado de Aguisejo?
Hubo una localidad que en los comienzos del siglo XIII, Archivo de la Catedral de Segovia, figura con el nombre de Capícara y que a mediados de ese mismo siglo y mismo archivo era conocido como Ama Cara, y con este se quedó. Este se situaba a 1.800 metros al oeste de Miguel Ibáñez. Era lugar descrito como pedregoso e inundable. El arroyo Tormejón nace en las cercanías y el cerro del mismo nombre se sitúa a poco más de cinco kilómetros del poblado, desaparecido en su totalidad.
El ‘nacimiento’ de Bernuy del Rio Milanos aparece en el año 1247. Unos años después, hacia 1530, Carlos I lo nombra como Bernuy de Palacios, en referencia a las casas de campo que edificó Enrique III en 1402. Fue en 1831 cuando se desahucia la población. La aldea se encontraba a dos kilómetros al oeste de Madrona, en zona conocida como Los Paredones y al lado del rio Milanillos, que de antiguo fue Milanos.
También desaparecido fue el lugar de Blasco Miguel, cuyo ‘nacimiento’ data de 1452. Es muy probable que su repoblador fuera de origen norteño y quizás vascófono. ‘El nombre de Miguel apareció con frecuencia en los textos de mediados del siglo XIII, siendo Blasco un derivado de Velasco. Miguel procede del hebreo Mi-ka-el. La referida población se encontraba, al parecer, muy cerca de Casla y perteneciente a la Comunidad de Sepúlveda. También podría tratarse de Cerro Casillas, situado a 750 metros al suroeste de Ventosilla, donde se han encontrado restos de un poblado medieval y que cumpliría ambas premisas’.
Han trascurrido muchísimas ‘centurias’ desde que se conociera el nombre de un poblado llamado Caldillas o Caldiellas (diminutivo de Caldas). Este, dio a conocer su nombre en 1247. Se situaba en la ribera del Eresma, en el término actual de Armuña, en cuyo término se conocía aquel lugar como Huerta de Caldillas o Molino Caldillas. El poblado debió desaparecer sin dejar rastro y del que solo se ha encontrado referencia de su venta en 1272.
¿Quizás, puede que en alguna ocasión, por un comentario ‘de pasada’ pudo escuchar el término ‘Casa del Romo’? Pues que sepa que era lugar habitado que se encontraba a cuatro kilómetros al norte de El Espinar, sobre la cañada real Soriana Occidental. Espacio habitado que se conocía desde 1368. Romo era un apodo que se utilizaba para las personas con una nariz muy pequeña o una barbilla no puntiaguda. Así se conocía desde el siglo XIII. Con el paso del tiempo el referido poblado desapareció. De él solo ha quedado el paraje ‘Cerca del Romo’, en término espinariego.
Gallo Coceado. Conocido desde 1459. Fue una aldea de pequeñas dimensiones y arrabal de Segovia en 1466. Se situaba a poco más de un kilómetro de la capital en la carretera de Palazuelos, poco antes de llegar a la actual circunvalación. Estaba ubicado sobre el arroyo Roduelos, muy cerca de su desembocadura en el Eresma.
¿Y sobre Juarrillos? Lugar popular donde los haya entre los segovianos, unido a la noche de San Juan del 24 de junio. Fue un despoblado, cercano al polígono de Hontoria, del que solo ha quedado por el paso del tiempo la ermita de San Antonio. Es conocido Juarrillos desde 1247 (Archivo Catedral de Segovia), con el nombre de Xuharriellos. Mientras que en el libro de la Mesta, 1728, es Juarrillos de Hontoria.
En el Catastro de Ensenada, 1752, aparece por vez primera en su historia el despoblado de Maletas o Malotas en el término municipal de Valseca, a unos pocos metros de la estación de Hontanares. Su nombre se debe a repobladores de origen vasco.
Curioso es lo de Malgrado (1247). Pasó de Biengrado a Buengrado entre los años 1452-1489. Se encontraba a algo más de tres kilómetros de Frumales, término de Perosillo. Se repobló con población llegada desde la zamorana Benavente. El cambio de nombre bien pudo ser por pura estética y con el fin de provocar una mayor afluencia de repobladores de la zona.
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(*) Determinados datos de lo descrito se encuentran en el libro ‘Segovia y sus Mil pueblos’, 2ª edición (507 páginas) escrito por Martín Mesa y editado por Derviche. Marzo 2023. Con autorización de su autor.
