Pocas semanas después de su regreso del desierto del Sáhara, donde completó con éxito la primera etapa del ‘Real Sitio Grand Slam Marathon’, Luis Alonso ultima los preparativos para el siguiente reto de este proyecto. Para ello pasará del calor sahariano al frío extremo del Polo Norte.
En cuanto al componente solidario de este ‘Grand Slam’ –que comenzó llevando gafas y material médico al campamento de refugiados de Smara–, el atleta granjeño realizará la próxima acción en el marco de la tercera carrera de este proyecto, la de la Gran Muralla china, que se celebrará en el mes de mayo. De esta manera se pondrán ‘a la venta’ los 5.164 escalones de los que consta el recorrido de esta prueba, por medio de papeletas a un euro, cuya recaudación irá a parar a Adisil (Asociación de Discapacitados de San Ildefonso), para ayudar a mantener sus talleres de madera y vidrio.
Se da la circunstancia de que, desde Adisil, están confeccionando un cartel en el cual se lee “Real Sitio de San Ildefonso (Segovia) 5.500 kilómetros”, reflejando la distancia entre la localidad segoviana y el Polo Norte, y que Luis Alonso llevará consigo en su próxima aventura en el Ártico. En próximas fechas se darán a conocer los puntos de venta de estas papeletas.
Pero antes de viajar a China en mayo, Luis Alonso partirá rumbo al lejano Norte el domingo 1 de abril a primera hora de la mañana, haciendo escala en Frankfurt y Oslo, para llegar a la isla noruega de Svalbard. En este lugar permanecerá hasta el martes 3, que será cuando un avión Antonov ruso le llevará a la base de Barneo. La carrera se disputará el jueves 5.
Lo que no se sabe aún es la hora de la disputa de la prueba, ya que se dará la salida cuando las condiciones meteorológicas sean las más favorables, teniendo en cuenta que en esa zona actualmente hay 24 horas de luz contínua.
En estos casos lo ideal sería correr entre -20 y -30º, pero si se diera el caso se podría participar con temperaturas por debajo de los -35º. Además de la carrera en sí, se realizarán otras actividades, como la visita al punto exacto del Polo Norte (a 90º de latitud Norte). El regreso a Madrid está previsto para el lunes 9 por la noche.
En cuanto al entrenamiento para esta carrera, no deja de ser el mismo que para preparar cualquier maratón. Como explica el mismo Luis Alonso “solo varía la aclimatación a las condiciones que nos vamos a encontrar, y como es muy difícil simular la meteorología del Polo Norte, lo que hemos hecho ha sido subir a entrenar a Navacerrada, a la Bola del Mundo, a Peñalara… aprovechando la nieve, y también para probar la ropa. La verdad es que tengo la suerte de contar muy cerca con los Montes de Valsaín, y de poder entrenar sin tener que salir del municipio donde resido”.
“El objetivo principal de una carrera como esta –cuya inscripción vale 12.000 euros– es acabarla, porque al Polo Norte solo se va una vez en la vida. Además, para lograr completar el proyecto del ‘Grand Slam Marathon’ hay que terminar esta prueba y, si todo va bien, las ocho pruebas se podrían llevar a cabo en once meses, lo cual sería todo un récord”, afirma Alonso.
El atleta quiere “agradecer a todos los patrocinadores por su esfuerzo, en especial al Ayuntamiento de San Ildefonso, porque en los tiempos tan difíciles en los que estamos, es muy complicado sacar adelante un proyecto como este. Tampoco quiero olvidarme de Juafermar, del Grupo Antonio Marcos, y de Deportes La Granja, que ha colaborado con la ropa que voy a llevar al Polo Norte”.
El ‘efecto cebolla’
Es comprensible la importancia que tiene el ir bien abrigado en una carrera como la Maratón del Polo Norte. Por ello, Luis Alonso ha cuidado este aspecto tan importante, preparando la maleta con prendas técnicas de la marca Trangoworld. Pero, ¿cuál es la clave para sobrevivir corriendo más de 42 kilómetros? Pues no es otra que cubrirse con varias capas de ropa, como si fuera una cebolla.
La primera de estas capas es la más importante, ya que las prendas que tienen contacto directo con la piel deben dar calor y, a la vez, expulsar el sudor lejos de la piel y así mantenerla seca. La segunda capa es más de abrigo, con prendas polares, para dar calor dejando que el cuerpo transpire. En cuanto a la tercera capa está confeccionada con un material muy ligero, de Gore-Tex de última generación, tanto la cazadora como el pantalón. A esto hay que añadir una braga y un gorro, para llevar la cabeza lo más tapada posible, junto a dos pares de guantes.
Esta ropa permite mantener el calor que genera el cuerpo, y a la vez evita que entre el viento frío, para conseguir que el sudor no se hiele.