“Ha sido la peor noche de mi vida”, expresaron varios vecinos de Navafría, Torre Val de San Pedro, Santiuste de Pedraza y otros municipios cercanos al incendio desatado este viernes por la mañana. “Hasta que no lo vives no puedes imaginártelo, no recuerdo una situación así en la vida”, declaró Santiago Santiuste, alcalde torrejeño, a quien le ha tocado lidiar con una de las peores partes de los efectos colaterales del fuego.
Con la llegada del mediodía de este viernes, voluntarios y agentes de Guardia Civil recomendaron a los vecinos trasladarse a un lugar más seguro. Aunque había un plan de evacuación con dos autobuses y un espacio acondicionado para su alojamiento en Torrecaballeros, los habitantes del municipio afectado dejaron atrás sus casas por sus propios medios.
Todo ello hasta las 23.00 horas, cuando pudieron volver a sus hogares y, a partir de ese momento, comenzó una larga e intensa noche de vigilancia de los focos que pudieran reavivarse y de labores para refrescar los alrededores de sus viviendas. Afortunadamente, la situación en los alrededores del municipio no cambió y pudieron superar la madrugada sin imprevistos. Aunque con mucho miedo: “Según estaba la noche, sorprende que el incendio se haya quedado ‘solo’ en esto”, aseguró un testigo.
Muchas personas residentes en otros lugares acudieron a Torre Val de San Pedro este sábado para ver si sus casas habían sido afectadas y, en los mejores casos, poder respirar aliviadas. Y lo mismo sucedió en Navafría, donde sus habitantes permanecieron toda la noche en vela controlando que no se activasen nuevos fuegos en el monte y ayudando en el punto de avituallamiento dispuesto en la plaza. «Hemos configurado turnos para estar toda la noche y en ningún momento ha faltado gente”, se enorgulleció Jennifer Berzal, alcaldesa del municipio. «Algunos no han parado de ayudar desde que comenzó el incendio hasta este sábado por la mañana, cuando se han tomado un pequeño descanso”, aseveró.
La luz volvió al municipio antes de la medianoche del sábado, aunque la cobertura telefónica y la conexión a internet al cierre de esta edición no se había recuperado. Por otro lado, los vecinos de Torre Val lamentaron que el agua del grifo tenía color marrón, por lo que tuvieron que emplear botellas y garrafas de agua.
