Fernando Adrián, ninguneado por empresas tras triunfar en dos ocasiones en San Isidro y cierto sector del ámbito taurino, resurgió en Cuéllar. Terminado agosto, apenas había hecho el paseíllo en Cuenca y fue la villa segoviana la que apostó por el madrileño para su corrida de Alcurrucén. No defraudó. Para gustos, la pantonera, pero firmó dos faenas de torero para estar en más ferias de las que esta temporada ha estado anunciado. Macizas y redondas., En la línea del valor, la disposición y del querer ser. Cortó hasta cuatro orejas. El renacer de un triunfador olvidado. Puerta Grande junto a Antonio Ferrera, que estuvo en Ferrera, revestido de alardes, y paseó dos trofeos. Completó la terna el cuellarano Javier Herrero, entregado, aunque la falta de precisión a espadas le privó de premio. Se lidiaron seis toros de Alcurrucén, entre los que destacaron el tercero y sexto.
Lucero, largo y corto de manos fue el toro que abrió plaza, que recibió un medido puyazo. Noble y de buena condición, Ferrera se gustó aparentemente cómodo y sujetó las embestidas del astado; dosificando las tandas. Faena notable, con un final a más, para pasear la primera oreja de la tarde tras cobrar un efectivo espadazo.

El diestro redondeó la tarde con una obra muy ‘ferrerista’, cargada de alardes, ajustada y por momentos encimista, ante un serio astado de cara, que tuvo buen comportamiento. Ferrera le anduvo los terrenos y estuvo dispuesto, pero quizás repetición y la comparación con el año pasado le pesó al público para estar más con él. El estoconazo que pegó reafirmó su triunfo con otra oreja.
Herrero lanceó a la verónica al primero de su lote, un ejemplar berrendo, cabezón, bajo y gordo, que recibió una buena vara en el caballo. Tuvo cierta clase y tranco el animal, aunque resultó un tanto soso y parado, en un trasteo en el que el cuellarano anduvo con firmeza y puso la emoción que le faltaba al ejemplar de Alcurrucén. El desatino con los aceros dejó la labor de Herrero en ovación.

Serio, largo y con romana fue el segundo del lote del torero local, que fue mal picado y que para nada fue fácil. Herrero tuvo que tirar de oficio para dejar una actuación de fundamento, que no logró redondear con los aceros.
En otra línea salió el tercero en comparación con los dos primeros. Apretó en tablas y en banderillas y en la muleta demostró su fondo y bravura ante un Fernando Adrián que firmó una faena de mucha entrega y exposición. Dejó pases de mucho valor, en una redonda obra. De principio a fin, puso en liza su hambre por torear más tras sus triunfos de Madrid. Tandas muy conjuntas y naturales de alta nota, pese a que al toro le costaba un poco. Cerró con ajustadas bernadinas y una media que valió. Dos orejas y ovación para el animal de Alcurrucén en el arrastre.
Escobillado -posiblemente- del encierro se hizo presente el toro con el que se cerró el festejo. Reafirmó su momento con otra faena maciza y templada, que ya cogió cotas álgidas desde que se colocó de rodillas en la boca de riego. Buen toro que fue aplaudido en el arrastre, en una actuación que cerró la feria con otros dos trofeos. Triunfo redondo para el madrileño.
FICHA
Plaza de toros de Cuéllar. Quinta de feria. Alrededor de un tercio de entrada. Toros de Alcurrucén, justos de presentación y de buen juego en líneas generales, entre los que destacaron el tercero y el sexto.
Antonio Ferrera, oreja y oreja.
Javier Herrero, ovación y ovación.
Fernando Adrián, dos orejas y dos orejas.
Saludó el mayoral de Alcurrucén al finalizar el festejo.
